24 mar. 2025

Avanzar en la inversión pública exige una reforma tributaria

Paraguay continúa con importantes rezagos en materia de infraestructura de todas las dimensiones. Durante más de una década, aumentó su deuda pública con la excusa de financiar infraestructura física. Al no haberse previsto una solución estructural y de largo plazo, hoy estamos ante la grave situación de haber llegado al límite de la sostenibilidad de la deuda, sin que las inversiones realizadas hayan tenido efectos sustanciales en la calidad del crecimiento ni en la calidad de vida. Por lo tanto, debemos hablar de la necesidad de una reforma del sistema tributario no solo para impulsar la inversión pública, sino también para pagar la deuda.

Todavía estamos lejos de los niveles mínimos de infraestructura que requiere un país para avanzar hacia el desarrollo. El esfuerzo realizado en la última década no fue suficiente para la transformación productiva que requiere el bono demográfico y para que Paraguay se inserte en la economía global con valor agregado y competitividad.

Ni siquiera fue posible que la mayor inversión pública se traduzca en ingresos fiscales que hagan posible el pago de la deuda generada. Mientras la deuda con respecto al PIB creció significativamente, la presión tributaria sigue siendo la misma. Hoy estamos ante la situación de endeudarnos más para enfrentar los pagos de la deuda, a la vez que se limitan el gasto público en ámbitos fundamentales para el desarrollo como el aumento del capital humano.

Es urgente seguir invirtiendo en capital físico y capital humano, pero también tenemos que hablar acerca de cómo financiarlos. No es sostenible ni deseable continuar el endeudamiento al ritmo que mantuvo en estos años.

El Gobierno debe tener claro que así como está la estructura tributaria y el nivel de endeudamiento actual, el esfuerzo del financiamiento de las obras recaerá desproporcionadamente en quienes menos reciben los beneficios de la infraestructura. Este no es un problema menor siendo el país uno de los más desiguales de América Latina y con los peores indicadores sociales de la región.

El mayor endeudamiento debería haber contribuido a financiar obras que modifiquen la trayectoria del crecimiento económico y se impulsen el desarrollo. El país necesita infraestructura que transforme la matriz productiva hacia una que impulse un crecimiento económico menos volátil y sostenible en el tiempo y genere empleos de calidad y mejorías en los ingresos en todos los niveles socioeconómicos.

Ante la escasez de recursos, que se agrava con una ralentización del crecimiento económico, se hace cada vez más necesario darle el mejor uso posible a los recursos disponibles. El país debe ser capaz de aumentar la inversión al menor costo posible y con la mayor calidad.

Un país se vuelve insostenible social y políticamente si no invierte para garantizar que su población viva bien. En términos económicos se obstaculiza la sostenibilidad del crecimiento económico así como cualquier posibilidad de insertarnos de manera competitiva en la economía global.

No podemos conformarnos con seguir ubicados en los últimos lugares del desarrollo en América Latina. Paraguay cuenta con muchas potencialidades, pero ello requiere que hagamos el esfuerzo de invertir más y de garantizar la sostenibilidad de la deuda.

Un sistema tributario justo es un instrumento fundamental para el desarrollo y la reducción de las desigualdades. No podemos negarnos a debatir y a construir un consenso social y político sobre la necesidad de su reforma de manera a recaudar más y mejor. Quienes tienen más deben pagar más.

A pesar de la gravedad de la situación financiera y el bajo nivel de desarrollo del país, el país sigue sin plantear soluciones estructurales al financiamiento genuino del Estado. Estamos estancados en el debate. Hay corrupción e ineficiencia, no hablemos de más impuestos y por lo tanto no mejoramos nada.

Bien sabemos que con un sistema tributario que recauda poco y de manera injusta será imposible no solo pagar la deuda, sino también mejorar el capital humano y la inversión física. Sin estos dos componentes del desarrollo empezaremos a retroceder en los avances, por lo tanto es hora que la sociedad discuta el desarrollo y como financiarlo de manera genuina.

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