Semejante cantidad de agua caída provocó la inundación más de 500 casas, afectando a unas 3.000 personas en los barrios San Alfredo, fracción La Merced, 23 de Octubre, Che la Reina, Pablo Rojas, Km 9 Monday, además de los barrios San Rafael y San Agustín.
El problema en estos dos últimos barrios se observa solo cuando el caudal del río Paraná aumenta, en los demás barrios basta solo con una lluvia de gran envergadura para ser afectados por las aguas. A pesar de tratarse de un drama social recurrente, no existe un proyecto municipal ni departamental ni a nivel del Gobierno Nacional que proponga una solución al problema.
Esta inusual crecida del río Paraná, se registra después de 9 años, y los más afectados en Ciudad del Este corresponden a pobladores que forman parte del gran cinturón de pobreza que concentra alrededor de 90 asentamientos urbanos, la gran mayoría en construcciones precarias. La misma ocupación se observa en otros pequeños afluentes distribuidos en diferentes puntos de la ciudad, es decir, en las zonas de protección de los arroyos.
En tiempo de mucha lluvia como la registrada entre octubre y este noviembre, revela un grave problema social no resuelto. Desde la Municipalidad se informó que varias direcciones conformaron un comité de trabajo que lleva adelante acciones.
De alguna manera, se está dando respuestas a las familias afectadas por las inundaciones en el marco de la actual inestabilidad climática. Por cuerda separada hacen lo propio la Itaipú Binacional, Secretaria de Emergencia Nacional, Cruz Roja, Gobernación de Alto Paraná entre otras organizaciones del sector civil y público.
Es evidente que hay problemas estructurales como la falta de desagües y canalizaciones de arroyos que no soportan el transporte de grandes volúmenes de agua. Esta situación es más que evidente en la fracción La Merced del barrio 23 de Octubre, donde las canalizaciones constituyen un verdadero drama para unas 60 familias, de las cuales la mitad son asentamiento precarios ubicados en la franja de protección del arroyo Amambay. Las inundaciones en esta zona se generan a partir de intensas lluvias, no tiene relación con la crecida o no del río Paraná.
En tanto en los barrios San Rafael y San Agustín, el agua del arroyo Acaraymi sigue retrocediendo a su cauce normal. El nivel del río Paraná de una cota de 118 se redujo a 115, manteniendo gran parte de ambos barrio bajo agua. Por ahora, aún no se coordinó ninguna acción para el operativo retorno, aunque muchos pobladores volvieron a sus casas por cuenta propia.