08 nov. 2024

Alfredo Boccia cumple 25 años de análisis y opiniones en ÚH

REFERENTE. En todos estos años publicó más de 1.200 columnas en las que abordó varios temas. INICIO. Una confusión provocó que el médico pase a integrar el plantel de ÚH como columnista.

El 14 de enero de 1998 se publicaba en las páginas del diario Última Hora la primera columna firmada por el doctor Alfredo Boccia; fue el inicio de una extensa colaboración que cumple mañana 25 años, escrita a base de opinión y el abordaje de varios temas, sobre todo políticos.

Lo que en principio iba a ser una colaboración ocasional se convirtió en frecuente por una equivocación.

“Fue un equívoco un poco curioso. Juan Andrés Cardozo era vicedirector del diario, me invitó a escribir una columna y yo no era periodista, era médico. Sí había escrito dos libros, pero jamás ninguna columna. Le acepté como una experiencia que podría ser interesante y escribí sobre las elecciones que estaban por realizarse, en 1998. Recuerdo que se titulaba ‘Una campaña aburrida’, sobre la oposición”, relata Boccia al describir cómo se inició la colaboración.

“Yo había entendido mal, que me había invitado para escribir todas las semanas, en realidad era para escribir una columna”, detalla el médico, al agregar que, entonces, la siguiente semana envió otro texto, en aquel entonces por fax, que fue recibido por Cardozo. “Me contó después que lo recibió sorprendido y bueno, como había llegado, lo volvió a publicar y así fue por dos o tres semanas”, detalla sobre los inicios de este vínculo que mañana cumple 25 años.

“Soy un tipo muy puntilloso en ese tipo de cosas”, manifiesta el escritor al ser consultado si tiene noción de la cantidad de columnas que ya redactó a lo largo de estas décadas. “Son más o menos unas 1.216, serán 1.217”, añade al tener en cuenta la última, publicada en la siguiente página.

Según Boccia, durante todo este periodo fueron eventuales los momentos de ausencia. “Eso no tuvo casi ninguna interrupción, excepto unos breves meses, en el 2012, tuve que interrumpir cuando Lugo estuvo enfermo, tuvo un linfoma y yo era su hematólogo, su médico, durante algunos meses dejé de escribir; y las correspondientes dos o tres semanas que uno se toma de vacaciones”, observa.

DesafÍo. “Fue una costumbre que se insertó en mi vida y que de algún modo la cambió definitivamente”, señala el columnista al resaltar que no lo dice en un sentido “tranquilizador”, ya que refiere al desafío constante que contempla abordar de manera efectiva y atractiva los temas, además de encontrar sobre qué hablar para no caer en la repetición, esto semana tras semana.

“Uno se da cuenta que el verdadero oficio del columnista está en inventar un tema, todas las semanas, porque escribir sobre algo uno lo puede hacer; sobre algo todas las semanas de tu vida, por obligación, tengas o no inspiración, haya o no un tema sobre el qué hablar, haya o no ocurrido algo interesante en la semana, eso sí es una tarea de profesionales”, evalúa el médico.

En ese sentido, Boccia menciona que esta situación obliga al columnista a ver la vida de otro modo, con mayor atención al entorno. “Empieza a preocuparse por la siguiente columna apenas termina de escribir la anterior, preocuparse por saber sobre qué va a ser el próximo tema, empieza a interesarse por lo que pasa a partir de lo que está viendo en la televisión, lo que escucha en la radio, lo que conversan los amigos, a ver si aparece este tema inspirador que va a ser tranquilizar también, por saber qué vas a escribir la próxima semana”, expresa.

Oficio. Sobre la labor que desempeña, Alfredo Boccia tiene una visión clara y un concepto al respecto construido hace 25 años. “Ser columnista es tener algo interesante que pensar y que decir sobre algún tema determinado”, afirma, al desglosar esa percepción y mencionar que se trata de “la obligación de la azarosa misión de tener algo que decir sobre las cosas, algunas de ellas sobre las que uno sabe mucho cuando son cercanas o nuestros saberes, otras sobre las que sabe menos y trata de informarse y otras sobre las que sabe mucho menos y trata de acoger informaciones de los que saben”.

Con relación a ese concepto construido a base de la experiencia, menciona que además de la necesidad de sentar postura, el columnista tiene una serie de compromisos; con el lector, con la verdad, con la responsabilidad.

“Una de las primeras cosas que aprendí como columnista, uno tiene un compromiso con la verdad, es cierto, pero tiene también otro con los lectores. El primero es conseguir que te lean, tener lectores, el segundo es ser responsable con ellos”, manifiesta el escritor, al tiempo de señalar que es fundamental que la columna llame la atención del lector.

“Hay que ser de algún modo atractivo en el estilo, tratar de que el lector que está ojeando de modo desaprensivo el diario y pasando de modo abúlico las páginas, aunque sea por el título de tu columna se detenga allí y baje la mirada al párrafo de la columna, si lograste que pasara del primero al segundo párrafo es que ya lo tenés agarrado del cogote y seguro va a seguir”, expresa el columnista.

Sin embargo, para Boccia lo ideal es que esa interacción entre el columnista y el lector no se detenga en la lectura.

“Lograste el primer propósito, si te está leyendo es que va a estar de acuerdo o en desacuerdo contigo, y en cualquiera de los dos casos lograste su apoyo o su indignación, pero ojalá termine y opine, a favor o en contra; ese es el objetivo del columnista”, resalta.

“POLÍTICA ABURRIDA, MONOCORDE”. Los temas políticos son uno de los principales asuntos abordados por Boccia en sus textos, con la mirada puesta tanto en el escenario político local, regional e internacional.

“El escenario político paraguayo es básicamente el mismo monocorde, monótono, aburrido y mediocre, idéntico al que teníamos en 1998 cuando yo comencé a escribir”, considera el columnista al evaluar la situación actual, a pocos meses de una nueva elección presidencial.

“Han variado los hombres, las perspectivas de la oposición, las circunstancias de la transición, pero no han variado el Partido Colorado, la calidad de la democracia, la calidad de vida del Paraguay, está el mismo partido que estaba en 1998. El país sigue tan pobre como entonces, sigue tan atrasado culturalmente. Si hacemos una visión de lejos, si nos ponemos a distancia suficiente, sigue siendo el mismo paisito atrasado mediterráneo que era en 1998”, expresa.

A modo de síntesis sentencia: “En general, veo un país que pudo haber hecho en un cuarto de siglo mucha más cosas y avanzado mucho más”.

Con relación a la próxima elección presidencial, considera que no ocurrirá ningún cambio luego de los resultados.

“Veo difícil que exista ninguna posibilidad de cambio sin alternancia política, que es un elemento, no el único, no suficiente, pero sí indispensable para empezar a hablar de un cambio de fondo en Paraguay. El cambio que hubo con Lugo demuestra que sí, fue un cambiecito que si se hubiera continuado quizá hubiera sido suficiente; como ese cambio parece poco probable, creo que estamos todavía lejos”, analiza el columnista, al agregar un leve optimismo y traer a colación que: “lo bueno de estos augurios es que nosotros los columnistas nos equivocamos con enorme frecuencia, esto es lo divertido, de poder soñar que no estoy equivocado”.

Democracia. Al orientar el enfoque a la democracia paraguaya, considera que no es efectiva pero que tampoco existe otra alternativa factible.

“No veo ningún otro camino por fuera de la democracia, entonces no nos queda otra más que tratar de hacerla efectiva, más que usando sus mecanismos, inyectar más democracia, intentar que sea de mejor calidad”, evalúa.

En este aspecto alude a los oscuros tiempos de la dictadura para reafirmar la elección por la democracia.

“Por fuera de ella existen caminos autoritarios y ninguno de ellos me satisface. Soy de la generación que vivió suficiente tiempo o la mayor parte de mi vida en un gobierno autoritario y realmente comparando lo anterior a 1989 a lo que pasó después, pese a todo lo mediocre de la transición democrática y esta mala calidad de democracia, toda la vida me quedo con esto, no con el stronismo”, sentencia.

Al rememorar los asuntos políticos que abordó en estos últimos 25 años, Alfredo Boccia cita algunos que considera como los más resaltantes, muchos de ellos anteriores a su incursión como columnista.

“Los primeros años de la transición democrática, lo que llamo ‘los años de optimismo’, el tiempo entre la caída de Stroessner y la primera alternancia, el primer cambio de gobierno y la modernidad, por lo tanto Paraguay iba a ser una democracia rápidamente y se suponía que iba a ocurrir en 1993”, menciona, a la par de citar el ascenso popular de Lino Oviedo, los eventos del Marzo Paraguayo, la elección de Fernando Lugo como presidente en el 2008 y “no sé qué vendrá en el futuro”.

Satisfacción. En cuanto al marco de 25 años en Última Hora, Alfredo Boccia señala que se siente contento, orgulloso y emocionado de que lo que empezó como un equívoco se haya convertido en algo que lo hizo ser parte de la mitad de la vida del periódico.

“Última Hora cumple cinco décadas y 25 años escribiendo acá a mí me parece emocionante, sobre todo porque permitió entender y compartir las vivencias y las angustias de los periodistas sin ser parte de esa profesión, pero finalmente comprender todos los dramas, las preocupaciones y las sensibilidades por las que pasa alguien que tiene desde las letras tratar de transmitir a los lectores las vivencias de lo que pasa en el país. Gracias a los compañeros de ÚH por nunca haberme hecho sentir un intruso en la redacción”, menciona, sin olvidar algo fundamental:

“Gracias a los lectores por tanta paciencia”, acota.
Alfredo Boccia Paz nació en 1955, en Bella Vista, Amambay. Es médico egresado de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), con especialización en Hematología por la Universidad de Lovaina, Bélgica, y de Barcelona, España.

Igualmente, investigó el pasado reciente del país y redactó ensayos sobre temas políticos y sociales.

Es autor de varios libros que lo posicionaron como un profundo conocer de la historia actual del Paraguay. Entre sus más recientes obras se destacan Goiburú, La odisea del insumiso y La novela de los Barrett.

Asimismo, es uno de los columnistas más influyentes del país, oficio que ejerce desde las páginas del diario Última Hora.

Las figuras políticas del Paraguay en la mirada del analista

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