27 abr. 2024

Alerta para el sistema eléctrico

Según un informe elaborado por la sección Estudios de Mercado del Departamento de Estudios de Tarifas y Mercado, dependiente de la División de Estudios Energéticos de la Dirección de Planificación y Estudios de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), la demanda máxima de potencia estimada para el 2024 era de 4.751 MW. Sin embargo, el pasado 14 de marzo, el pronóstico fue ampliamente sobrepasado porque el Sistema Interconectado Nacional (SIN) necesitó 5.027 MW para satisfacer el requerimiento de potencia a las 13:53. El número representa un aumento de 6%.

No obstante, el presidente de la ANDE, Ing. Félix Sosa, recordó que el pasado 12 de noviembre se llegó a 4.312 MW; entonces, el porcentaje se dispara al 17%, con una diferencia de 715 MW –más que una unidad generadora de la Itaipú–, en poco más de cuatro meses.

Además, de acuerdo con los estudios de la ANDE, la máxima potencia esperada para el año pasado era de 4.415 MW, pero el 18 de diciembre último se llegó a 4.744 MW de demanda, 7% más de lo vaticinado con 329 MW de diferencia, una cifra que supera toda la producción de la Central Hidroeléctrica Acaray (222 MW).

Por si fuera poco, para el próximo año se aguarda que la mayor demanda llegue a 5.149 MW, pero como las previsiones ya se equivocaron este año y el año pasado, no sería de extrañar que vuelva a ocurrir lo mismo en el próximo verano.

La última ola de calor puso en jaque a todo el sistema de la ANDE y a las propias autoridades de la administración eléctrica. Los cortes en el suministro eléctrico fueron la constante y el sector privado fustigó a la entidad por el mal servicio.

Desde la administración eléctrica, primero señalaron que los cortes se debieron a factores externos, como quemazones debajo de las líneas de 500 kV, y eventos en Argentina. Luego indicaron que el consumo superaba ampliamente las previsiones y que con la inversión insuficiente los cortes fueron inevitables. Más tarde, culparon a la criptominería ilegal y hasta denunciaron un sabotaje en medio de temperaturas mayores a 40ºC, cuando las sensaciones térmicas sobrepasaban los 50ºC en la capital.

Sobre la criptominería irregular, el ingeniero Félix Sosa contó que el año pasado desconectaron el equivalente a 60 MW, y en este año ya alcanzaron los 30 MW; sin embargo, estos números están muy lejos del aumento de 715 MW entre noviembre y marzo. Por eso, todo en realidad es una suma de factores, de un colapso inminente ante tanta demanda por tantos días seguidos.

Sin embargo, el mayor factor es la poca inversión en infraestructura eléctrica, mientras ya no se ve lejos la necesaria nueva generación. El Plan Maestro de la ANDE establece USD 6.500 millones en el periodo 2021-2030, pero apenas se invirtieron alrededor de USD 300 millones en los últimos años. ¿Cómo pretendemos cubrir las exigencias si hay un vacío de USD 350 millones para alcanzar esos USD 650 millones anuales previstos? Esto no pinta bien, de ninguna manera. En pocos años más, vamos a tener que importar electricidad a este paso. Entonces, es importante que le saquemos el mayor rédito posible a la renta eléctrica que todavía nos queda en las binacionales, con transparencia absoluta, nada de gastos sociales escondidos, no; con recursos en el Presupuesto General y procesos a través de Contrataciones Públicas.

La crisis que pasamos en la última ola de calor es una alerta. La propia ANDE admitió que los eventos que sufrimos sirven para tomar las precauciones. Ojalá sea así. Y pensar que el cambio climático todavía no azotó con toda su fuerza, aunque ha dado muestras muy claras con inundaciones, sequías y calor extremo, pero todavía hay quienes aseguran que son sucesos cíclicos. La ciencia nos advierte a cada instante de lo que nos espera si no hacemos lo suficiente; los augurios no son alentadores y es mejor empezar a actuar antes de lamentarnos terriblemente.

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