Lunes, 03 de Agosto de 2009 - grolon@uhora.com.py
Decía Henry Ford que la mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos. A más de medio siglo de haber formulado la premisa en cuestión, ella sigue más vigente que nunca, sobre todo para y en nuestro país. Es que si los problemas que tenemos son más que graves, la incapacidad e inoperancia para afrontarlos, fundamentalmente a nivel institucional, no lo son menos.
¿Que a cuáles problemas me refiero? Pues a todos en general y a dos en particular:
1) En el Parlamento Nacional duermen -literalmente- una serie de proyectos de ley que hacen a la ejecución de donaciones (regalos) para el Paraguay. Suman un total de ¡116 millones de dólares!, monto nada despreciable si de amortiguar los golpes a las escuálidas arcas del Estado se trata. (Diario Última Hora, jueves 30 de julio del 2009, Pág. 26.)
Sin embargo, a nadie del Ejecutivo -hasta ahora- se le ha ocurrido acercarse al Congreso y hacer lo que corresponde: negociar con los parlamentarios.
El Ejecutivo (que debiera ser el más interesado en la aprobación de esos proyectos) parece haber olvidado que las negociaciones son y deben ser la constante en todo sistema más o menos democrático.
Desde el presidente de la República, pasando por el vice, hasta el último ministro, se la pasan lamentando lo que denominan un boicot legislativo, pero ninguno de ellos se decide -al decir de Henry Ford- a abordarlo.
Si bien incluir esos proyectos en la agenda legislativa es atribución exclusiva del Legislativo, la responsabilidad política sobre ello no es exclusiva del Congreso Nacional. El Poder Ejecutivo debe hacer lo necesario por que esas donaciones sean aprobadas. Y si lo necesario implica sentarse a negociar con sus detractores, entonces deberá respirar hondo, tomar aliento y valor suficientes para hacerlo. Usted me dirá que Lugo carece de ímpetu negociador y que no tiene sino unos pocos legisladores. Puede que todo ello sea verdad, pero no son razones suficientes para frenarlo, si de mejorar la gestión de su Gobierno se trata. La traba aquí es política. En consecuencia, una salida o una solución al problema vendrá única y exclusivamente a través de esa vía: la política. No pueden ni deben el presidente Lugo y sus asesores sentarse a esperar que la mayoría opositora que tienen enfrente les facilite las cosas por obra y gracia de nuestro Señor Jesucristo. Hace tiempo que don Lugo debió tomar la iniciativa, formar un equipo político en serio y negociador.
2) La inseguridad ciudadana y la Policía. El problema aquí también es complejo, e igualmente una solución requerirá de una decisión política, básicamente. El ministro Rafael Filizzola, a más de reconocer que “hay muchos policías vinculados con delincuentes”, deberá abordar el problema no sólo removiendo cabezas en la estructura jerárquica policial, sino también reestructurándola profundamente. Lo que significa un cambio de mentalidad, de hombres y de normativas.
Necesitamos una Policía Nacional más profesionalizada, mejor formada y, por supuesto, mucho mejor remunerada. No podemos pretender que quienes se juegan la vida por nuestra seguridad apenas si lleguen al mínimo salarial. Paralelamente, un cambio en toda su estructura (incluido Machado), así como la modificación de ciertas leyes penales (eliminar, por ejemplo, las medidas sustitutivas para los reincidentes, para los que trabajan con drogas, etc., etc.).