26 abr. 2024

Señales que indican que un niño podría ser víctima de abuso sexual

Es indispensable que los adultos, en especial aquellos que tienen bajo su cuidado a los niños y tratan con ellos diariamente (padres y docentes), reconozcan las señales que podrían indicar que se está ante un caso de abuso sexual, y que, a partir de allí, sepan cómo intervenir.

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Foto: Freeimages.com/Katherine Evans

Por Karen Núñez

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El abuso sexual en niños es una terrible realidad en nuestra sociedad. Según la Dirección de Denuncias del Ministerio público, fueron recibidas, de enero a mayo de 2015, 421 denuncias de abuso sexual infantil. Aunque el número de casos descubiertos va en aumento, los números reales siguen escondidos, lo que significa que quizá miles de niños son o han sido víctimas de este crimen y no reciben la ayuda que necesitan. Ruth Villar, quien es máster en Consejería Familiar, Matrimonial y de Niños, nos comparte algunas señales de alerta que debemos tener muy en cuenta.

Señales de alerta

Las señales pueden ser físicas, conductuales, clínicas, emocionales y manifestaciones sociales. Algunas de ellas son:

  • Preocupación excesiva del niño o niña sobre el tema sexual.
  • El menor busca provocar actividad sexual con otros niños/as.
  • Puede orinar en la cama o en su ropa (enuresis).
  • Se queja por dolor de panza o picazón en la zona vaginal o anal.
  • Tiene dificultades para andar o sentarse.
  • Presenta manchas, roturas o moretones en el cuerpo.
  • Manifiesta cambios de humor pronunciados.
  • Tiene una actitud sumisa.
  • Rechaza la proximidad física (tiene miedo a que le toquen).
  • Presenta agresividad o retraimiento.
  • Manifiesta trastornos en el habla o pérdida de entusiasmo.
  • Tiene problemas de aprendizaje y cambios en la conducta escolar.
  • Expresa rebeldía y enojo con las personas.
  • Tiene miedo al estar con ciertas personas.
  • Pierde confianza en las personas.
  • Desarrolla escasa relación con sus compañeros.
  • Manifiesta sentimientos de ansiedad, dolor o tristeza.
  • Tiene ira y muchas veces puede llorar, gritar o hacer rabietas.
  • Se victimiza de manera constante.
  • Se siente con baja autoestima, lo que le lleva a una depresión y hasta a lastimarse a sí mismo.

Cómo proceder ante la sospecha de abuso

Ante la presencia de manifestaciones específicas, como la evidencia física, el docente o encargado debe de comunicarlo a los encargados y buscar ayuda y/o diagnóstico médico de manera inmediata. Ante el diagnóstico de abuso, se debe brindar protección al niño y proceder a la denuncia, que puede hacerse en la comisaría más cercana, en la CODENI, en el Ministerio Público o llamando gratuitamente al 147 (Fono Ayuda de la SNNA).

Si el niño relata que es víctima de abuso, es importante:

  • Reconocer y valorar el esfuerzo del niño/a al contar el relato.
  • Decirle que le creemos.
  • Decirle que no es culpable de lo que pasó.
  • Darle seguridad que siempre se le va a escuchar.
  • No expresarle sentimientos negativos.
  • Decirle que se le va a ayudar.

Si las señales o manifestaciones no son muy específicas, pero nos hacen sospechar que algo ocurre, deberíamos indagar las razones de estas conductas, afirma la profesional. En estos casos se recomienda:

  • Hacer una intervención con el niño/a para la búsqueda de un posible abuso.
  • Confirmar el diagnóstico con algún profesional de área.
  • Comunicar a los responsables del menor para la intervención de ayuda adecuada y hacer la denuncia.

El ciclo del abuso

La profesional explica que es posible que la madre o encargado del niño no caiga en la cuenta de que el menor está sufriendo el abuso. Afirma que “esto es debido a la misma dinámica del abuso, puesto que hay todo un ciclo, que lleva un tiempo y forma de preparar al menor hasta llegar al abuso propiamente dicho. La preparación se hace en silencio y con estrategia (tales como entrar en confianza con el niño/a, los toqueteos, el abuso propiamente dicho, la amenaza y el silencio del niño), y este ciclo propicia que muchas veces integrantes de la familia se conviertan en abusadores”. Lastimosamente, hasta que el niño no lo diga o manifieste algunas señales de alerta, pasa el tiempo y el abuso no es descubierto. Entonces, el niño entra en la cadena del abuso.

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Todo niño debería tener garantizado poder disfrutar de su niñez y recibir el apoyo necesario para desarrollarse de manera integral y ser protegido de todo tipo de abuso. Foto: Freeimages.com/ Afonso Lima

Es posible recuperarse

Además de la posibilidad de un embarazo precoz, el abuso sexual deja profundas secuelas en las niñas y niños de cualquier edad, incluyendo manifestaciones físicas como: pesadillas y problemas de sueño, cambios en el hábito de comer, pérdida de control de esfínteres; efectos en la conducta: autoagresión, hiperactividad, bajo rendimiento académico; consecuencias sicológicas: miedo generalizado, culpa y vergüenza, aislamiento, ansiedad y rechazo al propio cuerpo. También acarrea consecuencias sexuales: conocimiento sexual precoz o inapropiado para la edad, masturbación compulsiva, exhibicionismo, problemas de identidad sexual; y sociales: déficit en sus habilidades sociales, retraimiento y conductas antisociales.

Estas consecuencias, sin embargo, a criterio de Villar, pueden ser superadas por el niño con una buena intervención de profesionales, juntamente con la participación y ayuda del sistema familiar del niño.

“Debido a que el abuso ocurre de manera muy frecuente en el hogar, el colegio es un buen espacio para detectar los abusos, pues los niños tienden a tener sus manifestaciones conductuales en la escuela”, expresa Ruth.

La profesional considera que el docente o encargado debe intervenir siempre ante la sospecha de un abuso sexual infantil. Para eso, es importante que conozca los indicadores y la forma de intervención. Finalmente, resalta: “No olvidemos que, si callamos este flagelo, somos cómplices del abuso de un niño/a”.

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