12 may. 2024

Réplica del avión de Silvio Pettirossi demandó unas 5.000 horas de trabajo

Menos el motor, todos los materiales usados para armar la aeronave son netamente paraguayos. Fueron siete años de puro ingenio.

Juntos.  Juan Carlos (i) y  Beto  (d)   posan junto al marco de referencia de la toma del ala derecha.

Juntos. Juan Carlos (i) y Beto (d) posan junto al marco de referencia de la toma del ala derecha.

En el 2007 inició esta aventura con la búsqueda del plano del Deperdussin, el avión que el eximio piloto paraguayo supo maniobrar como ninguno en los albores del siglo XX.

No fue una tarea fácil hallar información precisa sobre el aeroplano que sobrevoló la Bahía de Asunción, en 1914.

Dos años les llevó a los integrantes de Yvytu dar con el esbozo detallado del aparato. Uno de los socios encontró en internet un instituto estadounidense que recopila planos de aviones antiguos.

“Ahí se nos abrió la luz, porque pudimos comprar los planos que sirven para el taller con las medidas acotadas, etc. Con esos planos pudimos hacer la réplica del avión”, repasa Juan Carlos Parini, coordinador del Proyecto Pettirossi, quien tuvo el honor de realizar el histórico sobrevuelo al cumplirse 100 años del primer vuelo en cielo paraguayo, el pasado 14 de noviembre.

Parini se tomó el tiempo para digitalizar, redibujar y acotar toda la estructura del ala y la cola del monoplaza tomando como referencia los planos obtenidos con fondos genuinos de los socios.

ratos libres. Cada uno de los integrantes del club aportó su granito de arena en sus tiempos libres para el armado del aparato. Se dividieron en dos para organizar mejor el ensamblaje.

Uno, a cargo de Roberto Beto Vera Vierci y Julio Pitín Sbetlier, montó el fuselaje, el tren de aterrizaje y la motorización del avión.

El otro, dirigido por Parini en compañía de Daniel Bohr, diseñó y armó el esqueleto de las alas, el empenaje y el entelado general.

“Son aproximadamente 5.000 horas de trabajo, donadas en los tiempos libres por los socios del club”, estima Juan Carlos, y calcula que si a todo ese tiempo se le pusiese un precio se estaría hablando de al menos USD 50.000.

Un tronco de timbó sirvió para el armado de parte del fuselaje, el cual fue forrado con terciada de cedro de un milímetro de grosor.

En tanto que para crear la hélice usaron resistentes tablas de peterevy, en cuatro capas laminadas.

“Está hecho con maderas latifoliadas, cien por ciento paraguayas, que son propias del Hemisferio Sur y no son utilizadas habitualmente en aviación; entonces también es una novedad haber construido un avión con estas maderas”, explica a su vez Vera Vierci.

Beto, como le llaman sus amigos del club, realizó el primer vuelo de prueba del Deperdussin, made in Paraguay, en abril de este año.

Él, además, consiguió un motor norteamericano, Continental A40 de 1930, de la misma potencia que usaba el Deperdussin.

complicado. Parini señala que lo más dificultoso en todo el proceso de ensamblaje constituyó la información sobre peso y balanceo de la aeronave. También informaciones operativas, a saber cómo volar este aparato que ya no se fabrica más desde hace casi un siglo y mucho menos existen pilotos de referencia.

“Pero lo suplimos con inteligencia y con práctica sobre la pista”, refiere Juan Carlos, que a los 19 años pilotó por primera vez un avión.

Revela que tienen en camino otro proyecto similar al de Pettirossi, aunque no lo develarán porque todavía están en una etapa incipiente.

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