La garrapata marrón es la que se alimenta de la sangre de los animales. Es muy difícil controlar su proliferación, ya que las larvas pasan desapercibidas en el pasto o algún hueco.
En cambio, las adultas viven en la superficie de las mascotas y pueden combatirse de dos formas: la primera consiste en baños, una acción directa contra el parásito y la segunda comprende la vía subcutánea, a través de la cual los garrapaticidas entran al torrente sanguíneo y son succionadas por las garrapatas.
En este último caso es importante acudir a un veterinario para una precisa dosificación para matar a las garrapatas adultas evitando al mismo tiempo el efecto tóxico del producto, explicó el director del Centro de Diagnóstico Veterinario, Antonio Rodríguez.
Las formas larvarias se pueden intentar combatir con fumigaciones y limpiezas, aunque su control no llegaría al 100%.
En las mascotas las garrapatas pueden provocar anemia, pero también pueden trasmitir enfermedades a los seres humanos. “Las enfermedades zoonóticas trasmitidas por las garrapatas es todo un mundo”, expresó el experto.