19 may. 2024

Paraguay, ante las malas noticias del exterior

Por Alberto Acosta Garbarino Presidente de Dende

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Alberto Acosta Garbarino

La semana pasada estuvo llena de malas noticias internacionales, que nos demuestran que estamos ante un escenario internacional y regional complejo y cambiante, pero cada vez más preocupante.

De una Europa económicamente estancada y con graves crisis políticas en varios países, nos llegó esta semana la mala noticia del default de la deuda de Grecia. La noticia, mala de por sí, es mucho más grave porque es el primer país desarrollado que entra en default y sobre todo porque es el primer país de la rica Unión Europea que llega a esta situación.

Este default de un miembro de una familia rica, nos demuestra que la Unión...no está muy unida, dándole la razón al ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors, que decía que “Europa es un gigante económico, pero es un enano político”.

La segunda mala noticia nos llegó de la China, con el desplome de su Bolsa de Valores, la cual ha perdido casi el 30 por ciento de su valor en las últimas tres semanas. Este desplome nos trae más incertidumbre sobre el futuro del gigante asiático, cuya economía año a año se viene frenando, los reclamos sociales y ambientales aumentando y un sistema político, autoritario y poco transparente, con mayores problemas de gobernabilidad.

Antes, lo que pasaba en China no nos afectaba, porque era un país aislado del mundo, pero ahora ese gigante se ha despertado y se ha integrado al mundo...para bien y para mal. Hace más de doscientos años, Napoleón Bonaparte decía “el día que China se despierte, temblará el mundo”.

Si ya ha temblado el mundo con su enorme crecimiento económico de los últimos treinta años, no quiero ni imaginar cómo temblará el mundo si el gigante tiene problemas...y parece que tiene problemas.

La tercera mala noticia de la semana vino de nuestro vecino el Brasil, donde la popularidad de su presidenta Dilma Rousseff viene cayendo en picada, en medio de una grave crisis económica, política y sobre todo de confianza. La encuesta de Data Folha publicada esta semana dice que menos del 10% de la población tiene una imagen positiva de su gobierno y ese porcentaje es menor al que tenía Collor de Mello en el año 1992, antes de su destitución.

Todas estas malas noticias aumentan la percepción –que ya teníamos– de que estamos ante un escenario internacional radicalmente distinto al que disfrutábamos hasta hace poco tiempo.

Con una China creciendo por encima del 10%, con un Brasil sacando a más de 30 millones de personas de la pobreza y con las tasas internacionales de interés cercanas al cero por ciento.

En el Paraguay ya estamos sintiendo este nuevo escenario internacional, con la caída de los precios de la soja, con la suba del dólar y con el desplome del comercio en las ciudades fronterizas. Muchas personas se preguntan: ¿qué puede hacer el Paraguay ante este nuevo escenario?

Creo que lo primero que tenemos que hacer es asumir la nueva situación y aceptar que nos va a afectar profundamente y por un periodo relativamente largo.

Lo segundo es reconocer que nuestro crecimiento de los años anteriores fue gracias a vientos favorables que fueron aprovechados por el sector privado, pero con la casi nula participación del Estado paraguayo. No fue negativo como en Argentina o Venezuela, donde por medio de impuestos y medidas populistas despilfarraron la bonanza.

Pero tampoco fue positivo, porque se limitó a gastar el mayor dinero recaudado en gastos corrientes, destinados a financiar una burocracia ineficiente o a la clientela política.

Lo tercero que tenemos que saber y exigir es que en este nuevo escenario internacional más desfavorable, vamos a necesitar del Estado, si queremos seguir creciendo a tasas razonables.

Pero de un nuevo Estado que controle sus gastos corrientes e incremente su inversión en infraestructura y en educación de calidad y entrenamiento para nuestra gente.

No queremos un Estado más grande, sino queremos y necesitamos de un mejor Estado.

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