El caso del asegurado Esteban Benítez, quien se plantó el pasado fin de semana en la entrada del Hospital Central del Instituto de Previsión Social con un cartel que rezaba: “IPS, operen a mi hijo. Arquitectos e ingenieros de obras de Cardiocirugía: Asesinos”, causó una gran conmoción entre quienes acudían hasta el local y en los que vieron las imágenes reproducidas en los medios de comunicación.
El afligido padre de familia expresaba de ese modo su desesperación ante el caso de su hijo Liam Samuel, quien padece una enfermedad cardiaca y necesitaba ser sometido a una urgente intervención quirúrgica, pero en el Hospital le habían dado turno recién para el próximo 22 de junio, debido a que en el séptimo piso, en el área de cirugías cardiacas, se estaban realizando obras de refacción edilicia para solucionar un problema de las goteras. Varias cirugías programadas se mudaron a otras salas, pero las instalaciones resultaron insuficientes, por lo que muchas debieron suspenderse o cambiar de fechas.
Finalmente, la protesta de Esteban Benítez tuvo eco. Las autoridades del IPS intervinieron en el caso y dispusieron que el niño sea intervenido esta semana, pero este caso es solamente uno que trascendió mediáticamente por la acción que emprendió el asegurado. A diario se conocen numerosas otras situaciones de pacientes que buscan marcar consultas médicas o necesitan someterse a estudios o cirugías, pero se les fijan fechas para dentro de varias semanas o meses, todo ello en medio de arduas gestiones en la que constantemente los asegurados son maltratados por los funcionarios y el personal médico, según las denuncias.
El propio presidente del IPS, Benigno López, tuvo que admitir ayer en una entrevista periodística que los problemas económicos, de infraestructura y de recursos humanos, que afectan a la previsional y a los pacientes, siguen siendo una constante. Llegó a admitir que el maltrato a los asegurados, por parte de los funcionarios y del personal médico, es algo frecuente, y que él prácticamente fracasó en lograr un cambio en la situación.
La admisión de este fracaso, reconocido por la máxima autoridad del IPS, sin embargo, no debería ser una excusa para permitir que la caótica situación que se sufre en la mayor institución de seguridad social del país persista, sin procurar corregirse.
El IPS sigue siendo un valioso patrimonio para los trabajadores, que dependen de su sistema de salud y seguridad social. Es urgente e importante mejorar la gestión, volver más amigable la atención y administrar con más responsabilidad los recursos que benefician a miles de personas y para los cuales aportan cifras millonarias.