Los 90 fue una época convulsionada por una constante amenaza de golpe de Estado de parte del entonces general Lino César Oviedo, recuerda la feminista Lilian Soto, quien se desempeñaba como concejala en Asunción cuando se producía en 1999 el Marzo Paraguayo.
“En la plaza estuvimos codo a codo las mujeres y los hombres, en ese momento en que el reclamo unánime de que tuviéramos democracia y que no estábamos dispuestos y dispuestas a considerar que la violencia política era un elemento natural del quehacer político”, expresó a ÚLTIMAHORA.COM la también ex ministra de la Función Pública.
En esa década se acrecentaba la disputa de las mujeres por su participación en los espacios de poder. En 1961 consiguieron el derecho al voto, al año siguiente dos bancas en el Parlamento, y desde entonces ya no se produjeron avances significativos.
Fue en 1996 que se logró la aprobación de una cuota mínima del 20% de participación de las mujeres en las listas partidarias, antes era del 5%.
En ese mismo año se produjo el primer intento de golpe de Estado, por parte de Oviedo, desde entonces la amenaza permaneció y a su vez mantuvo en alerta al pueblo que defendía la instauración de la democracia en 1989.
Soto recuerda que recién pasadas las elecciones generales en Paraguay, no se habían cumplido las cuotas de participación de las mujeres y la lucha era sostenida para marzo de 1999.
María Elena Rivarola, Gladys López, Aida Robles, de la entonces Asociación de Enfermeras del Hospital de Clínicas, y la actual senadora Desirée Masi eran algunas de las mujeres que salieron a las calles a resistir a pesar de las amenazas de las Fuerzas Armadas con sus tanques. “Me acuerdo de mujeres por todas partes en las plazas”, manifestó la lideresa de Kuña Pyrenda.
Fue el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, en la mañana del 23 de marzo de 1999, en una concurrida calle asuncena, lo que provocó una reacción popular sin precedentes. La ciudadanía se concentraba en las plazas que rodeaban al Congreso Nacional, la vigilia por la defensa de la democracia era permanente.
Durante la resistencia murieron siete manifestantes que fueron alcanzados por impactos de bala y a quienes se recuerda como mártires de la democracia.