El experto señaló que la estrategia implementada para la eliminación del grupo armado está equivocada y que estos delincuentes seguirán realizando secuestros y asesinando a los pobladores de la zona Norte del país, si no se realizan cambios en la táctica de intervención.
Para Juan A. Martens, estas son las siete causas del fracaso en la lucha contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP):
1) Desconocimiento de sus principales características: El EPP es un grupo armado con características insurgentes, que utiliza tácticas guerrilleras y ataques sorpresa como estrategia. Sin embargo, el Estado lo trata como si fuera una fuerza armada regular, desplegando tanques y armas de guerra como si fueran a ocurrir enfrentamientos con pelotones del grupo.
2) Escasa o nula colaboración de la población: Gran parte de la población vive atemorizada, por lo que no brinda información a los órganos de seguridad; sin esta colaboración, no se cuenta con los datos que permitan avanzar en la desarticulación del grupo. Por otro lado, saben que si cooperan con el Estado, podrían sufrir la represalia del EPP y que el Gobierno no está en condiciones de garantizarles seguridad.
3) Abusos de poder y detenciones sin fundamentos: Una de las caras más lamentables de la intervención estatal en el Norte es el abuso de poder, las detenciones y encarcelamientos en contradicción con las reglas del debido proceso. Cada abuso de poder aleja a los habitantes de las fuerzas estatales, situación que es aprovechada por el grupo criminal para hacer propaganda y captar simpatizantes.
4) No hay intervención conjunta entre policías y militares: Si bien desde el 2013 existe formalmente la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), creada para combatir al EPP, en la práctica no existe tal unidad e incluso hay celos, rivalidad y competencia entre ambas fuerzas.
5) Presupuesto mal utilizado y escasa inversión en tecnología: Las autoridades no disponen de drones capaces de sobrevolar la zona de presencia del EPP las 24 horas recolectando información, aunque se trate de un territorio de menos de 50 kilómetros a la redonda; no existen centros de acopio y procesamiento de información estratégica.
Se gasta en el mantenimiento de vetustos y lentos camiones, así como en soldados y destacamentos ociosos, que no aportan en el enfrentamiento eficaz al grupo armado.
6) Mala gestión de la información y agentes desmoralizados: No existe una campaña de comunicación que informe con veracidad y precisión de los avances de la lucha contra el grupo, que tienda a la disminución de la sensación de inseguridad y del pánico social que provoca el EPP. Esto da lugar al surgimiento y fortalecimiento de rumores, en los cuales los altos mandos y jefes políticos de las fuerzas de seguridad son presentados como cómplices del enemigo.
7) Los negocios e intereses en torno a la lucha del EPP: La lucha contra estos delincuentes mueve millones de guaraníes diarios y mensualmente, en rubros que van desde la compra de armas, municiones, combustibles y equipamientos hasta el pago a informantes. Así mismo, los destacamentos militares están ubicados, en su mayoría, en grandes establecimientos agroganaderos, protegiéndolos de la delincuencia no derivada de este grupo.
8) Es funcional para la desarticulación del movimiento social y para la persecución de los enemigos políticos. Si bien Martens señala que no es de los que sostiene que el EPP es un invento de la oligarquía para proteger sus intereses, considera que su existencia es utilizada para atemorizar y desmotivar la participación en organizaciones sociales de carácter reivindicativo; así mismo, es útil para acusar y descalificar a enemigos políticos tildándolos de “padres” o colaboradores del grupo armado.
Finalmente, explica que para vencer a este grupo armado se debe replantear la intervención estatal en sus zonas de influencia y se debe reemplazar al Estado en el monopolio del uso de la fuerza, buscando ganar el corazón y la mente de la población que vive presa y atemorizada del grupo armado y carente de servicios básicos elementales como salud, educación, caminos.
“De lo contrario, seguirá imponiendo su ley a través del miedo y la extorsión, secuestrando, matando y cobrando impuestos, cada vez a más gente”, concluyó.
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