18 may. 2024

Washburn y la conspiración paraguaya

Sr. Washburn, ex ministro de los Estados Unidos en Asunción, y la Conspiración paraguaya fue originalmente publicado en francés, en París, en el año 1868, por el cónsul francés en Paraguay Louis Paul Cavelier de Cuverville. Esta es la traducción al español de una obra injustamente inédita en la historiografía paraguaya, en una labor minuciosa de rescate bibliográfico de un texto prácticamente desconocido por el gran público.

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Noelia Quintana Villasboa

Historiadora

Injustamente el contenido de estas páginas fue olvidado en los anaqueles polvorientos de la Historia, y llama la atención que no se le haya dado el destaque merecido en todo este tiempo. Este contenido no puede ser descrito más que por adjetivos como: revelador, impactante, testimonial, esclarecedor y acusador.

De sus páginas se desprende todo un hilo narrativo que nos conduce al descubrimiento de una conspiración tramada contra el gobierno del Paraguay, encabezado por la figura del presidente Francisco Solano López, a la sazón Mariscal de los Ejércitos, y en pleno fragor en la férrea defensa de su patria en la contienda más grande de Sudamérica, la trágica Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).

En estas páginas, el autor del libro, el cónsul francés en Asunción Paul Cavelier de Cuverville, acusa directamente al ministro residente como representante diplomático de los Estados Unidos en Paraguay, el Sr. Charles A. Washburn, de ser el principal protagonista de la conjura para sacar del poder a López y así llegar al fin de la guerra. Dicha conspiración extiende sus brazos, por un lado, a personas cercanas a López, políticos, militares y hasta familiares; y, por otro lado, a militares brasileños como Caxias.

En medio de esta componenda está la figura central de Washburn, quien, según palabras de Cuverville, es el principal agente de la conspiración, haciendo las veces de mensajero entre los dos bandos. Las páginas de este libro son de fundamental importancia para entender uno de los dramas más confusos de la guerra, que ha vertido tintas tratando de explicar los pormenores de esa conjura.

Francia nombró a su primer representante ante el Paraguay en 1853, el Sr. Chevalier Le Moyne, y desde esa fecha se fueron sucediendo ininterrumpidamente embajadores y cónsules franceses en el suelo patrio. En octubre de 1867, cuando la Guerra de la Triple Alianza estaba en pleno desarrollo, llegó el cónsul Paul de Cuverville, el personaje principal de esta historia, autor de esta obra que hoy ponemos a disposición del público.

CUVERVILLE

Cuverville fue un político francés nacido en Quintin en 1802. Tuvo una corta carrera militar, destacándose en el ejército como teniente de infantería; posteriormente se consagró como político y diplomático. Desde 1849 fue diputado en el Parlamento, allegado a la facción de los monárquicos. Durante el Segundo Imperio fue parlamentario desde 1852 hasta 1863, apoyando al régimen bonapartista. Ya en la madurez de su vida ejerce varios cargos como diplomático, siendo uno de sus destinos la capital del Paraguay, en la categoría de cónsul.

Cuverville deja para la posteridad un escrito esclarecedor para comprender la conspiración paraguaya de 1868. Nos da detalles reveladores sobre el protagonismo del Sr. Charles A. Washburn, ministro de los Estados Unidos de América ante el Paraguay. Una actuación que llama la atención por lo escandaloso e impropio de la situación, en que un diplomático de alta graduación se inmiscuye y es cómplice de una conjura contra el Estado paraguayo. Según Cuverville, Washburn es el principal instigador e intermediario entre los conspiradores. Lo irónico del caso es que el ministro Washburn, a su llegada al Paraguay, no escatimaba alabanzas hacia el gobierno paraguayo y manifestaba que la justicia y la razón estaban del lado del Paraguay en la guerra.

WASHBURN

Charles Washburn fue comisionado como diplomático oficial al Paraguay en el periodo de 1861 a 1863 y posteriormente como ministro residente desde 1862 a 1868. Un vistazo a su biografía nos permite asumir que tenía más sombras que luces. Tuvo una vida azarosa e itinerante que lo llevó a participar de las más variadas actividades. Nacido en el Estado de Maine en 1822 en una familia numerosa, a los 19 años en 1841 trató de ingresar a la Academia Militar de West Point, pero fue rechazado por motivos de salud. Fue admitido en el Colegio Bowdoin, una universidad privada de su ciudad natal que se decantaba por una formación en artes liberales, optando por una carrera en Leyes.

Desde los inicios de su carrera buscó ser promovido a algún cargo de relevancia dentro el Estado, consiguiendo primeramente un puesto en la Oficina Nacional de Tierras, se instaló en Sierra Nevada participando en la llamada Fiebre del Oro en California. Se trasladó posteriormente a San Francisco, donde desarrolló una intensa labor periodística.

En 1858 fue editor del San Francisco Daily Times en sociedad con Alvin Flanders. Sus editoriales se caracterizaron por abarcar una amplia gama de temas, como el cuestionamiento crítico de la decisión del presidente James Buchanan de enviar una expedición costosa y aparatosa de la Armada contra el Paraguay, en respuesta al famoso incidente con el vapor Waterwitch, así como también el reclamo de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, a riesgo del desencadenamiento de una guerra civil. En 1860 formó parte de una campaña electoral a favor de la candidatura presidencial de Abraham Lincoln. Fue bajo la presidencia de este que Charles recibió una comunicación del Departamento de Estado, fechada el 13 de junio de 1861, que textualmente decía que “por la presente se le notifica de que ha sido comisionado como representante de los Estados Unidos en Paraguay”. Fue un nombramiento relevante para Washburn y a ello acometió sus energías.

La actuación diplomática de Washburn en Paraguay dejó mucho que desear. Su actuar ladino y embaucador durante la guerra buscaba más que nada proteger sus intereses personales y comerciales. Durante la guerra tuvo actuaciones solapadas e intrigantes, hablaba mal del gobierno del Paraguay, buscaba explorar opiniones adversas y fomentar la inestabilidad planteando posibles golpes contra López discutiendo nombres de sucesores.

Leemos en el relato de Cuverville que Washburn se ofrece como mediador entre López y Caxias, y abusando de dicha encomienda en calidad de negociador de una mediación en el conflicto, establece con el Comandante brasileño una comunicación permanente, haciéndole saber sobre los planes del ejército paraguayo, como el mejor de los agentes encubiertos. Benigno López tiene un entendimiento secreto con Washburn y la conspiración va tomando forma. El plan es despojar al Mariscal López del poder y del mando militar y ser suplantado por Benigno, que hace saber a Washburn sobre la disposición de las fuerzas y el terreno alrededor de la Fortaleza de Humaitá, que sigue inexpugnable hasta ese momento. Su caída otorgaría la vía libre a la Armada brasileña para remontar con sus acorazados hasta la capital Asunción, sitiar la ciudad y apoyar a los revolucionarios con el objetivo de acortar la guerra en muchos sentidos.

El cónsul francés pone en entredicho la actitud y la legitimidad de actuaciones de Washburn, ya que, según el Derecho de Gentes vigente en ese momento, las sedes diplomáticas no podían ofrecer asilo ni refugio a sospechosos de delitos y crímenes. Hace un recuento de varios expertos en Derecho Internacional Público, cuyas opiniones eran tenidas en cuenta por todos los Estados, conformando así una práctica o costumbre bien establecida, el llamado Derecho Consuetudinario. Los principios que eran aceptados en la época señalaban que una sede diplomática no debía en absoluto interponerse a un gobierno que intentaba perseguir penalmente a acusados de crímenes, ya que una Embajada no puede obstaculizar la jurisdicción de un órgano judicial gubernamental so pretexto de otorgar refugio a los sospechosos que buscaban esa protección. Es sabido que el Estado paraguayo abrió una instrucción judicial al enterarse del complot contra el gobierno y entre las investigaciones resaltaba el caso de la participación en el mismo de los Sres. Masterman y Bliss, ambos extranjeros pero que habían sido funcionarios al servicio del gobierno paraguayo, así como también la complicidad de los Sres. Carreras; Rodríguez y Leite Pereira.

INMUNIDAD

Washburn otorgó refugio a todos ellos, y ante el reclamo de las autoridades judiciales paraguayas se negó durante largo tiempo a conceder la entrega de los sospechosos, diciendo en los casos de Masterman y Bliss que formaban parte del cuerpo diplomático estadounidense, con la correspondiente inmunidad diplomática conferida a ellos. Esta aseveración del diplomático norteamericano carece de una fundamentación jurídica puesto que, por costumbre general, el personal del cuerpo diplomático de una Embajada debe ser comunicado con antelación al país huésped y éste debe otorgar su complacencia a tal pedido. Esto último nunca ocurrió, puesto que las autoridades paraguayas se negaron de forma terminante a dar su beneplácito ante esta decisión unilateral por parte de Washburn. Cuverville analiza de forma brillante esta delicada situación y nos da su acertada interpretación.

Lo categórico e indudable es que Cuverville declara sin lugar a dudas en su obra que el Ministro Estadounidense Charles Washburn se extralimita totalmente en sus funciones como jefe de una legación extranjera, ya que no correspondía bajo ninguna circunstancia otorgar refugio a extranjeros que no eran norteamericanos, o de serlo, como en el caso de Bliss, no cuando eran sospechosos de participar en un complot contra las autoridades constituidas, máxime cuando este fue funcionario del gobierno paraguayo y con más razón debía ser juzgado por un delito grave.

Cuverville se asombra ante el proceder de Washburn, que considera impropio a su investidura de ministro y más aún en las circunstancias del caso, con el Paraguay luchando una guerra desigual y ruinosa contra dos potencias regionales como Brasil y Argentina, con la ayuda del Uruguay. Sus años de experiencia le indican que Washburn ha faltado al deber de todo diplomático de no inmiscuirse en injerencias internas que pretendan debilitar al gobierno del país en donde fija su sede o embajada, y lo peor del caso de formar parte de una conjura a todas luces escandalosa. La propaganda brasileña (ruse de guerre), incluyó al cónsul Cuverville en la lista de ejecutados, pero este no solo se encontraba vivo, sino que además se retiró del Paraguay en un buque de guerra francés, informando al almirante de la flota francesa: “Que nunca se sintió inquieto por su seguridad personal en ningún momento en su estadía en Paraguay.”

Tal vez el sentido del decoro y la justicia llevaron a Cuverville a dejar para la posteridad estas páginas tan esclarecedoras como las que tenemos en nuestras manos en este ejemplar. Creemos que al presentar esta traducción íntegra del original francés estamos contribuyendo positivamente a la historiografía nacional y a la comprensión de uno de los sucesos más oscuros de la Guerra de la Triple Alianza. Es tiempo que este texto salga del olvido al que se lo tenía relegado.

Washburn y la conspiración paraguaya, Paul Cavelier de Cuverville, París, 1868.

Traducción al español por Noelia Quintana Villasboa – Editorial Servilibro 2023.

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