Inició diciembre, el mes más esperado por chicos y grandes. La época del año donde esperamos ansiosos la llegada de Papa Noel, quien recorre el mundo entero llevando regalos, alegría y paz a todos los niños del mundo, claro, si están en su lista de niños buenos, ya que los niños malos solo se llevan un pedazo de carbón.
Universal Pictures presenta una producción de 87north. El versátil director noruego Tommy Wirkola (Hansel y Gretel: cazadores de brujas) nos trae una película navideña bastante fuera de lo común. Comedia, acción, sangre y un Santa que no es un ángel lleno de amor y paz.
El guion original es de Pat Casey y Josh Miller, Noche sin Paz nos trae un reparto bastante versátil pero con buena química. El encargado de dar vida a San Nicolás es David Harbour, quien viene de una saga taquillera en Netflix como Jim Hopper en Stranger Things. También podemos ver en escena a John Leguizamo, Alex Hassel, Alexis Louder, Leah Brady, Edi Patterson, Beverly D’Angelo, y Cam Gigandet. ¡Que ramillete!
La historia inicia como cualquier otra de Navidad, una familia, una casa, una niña y su conexión con Papá Noel, pero la cinta tiene un cambio de 180 grados cuando unos mercenarios liderado por el actor John Leguizamo irrumpen en la Nochebuena en la mansión de la codiciosa, egoísta y fascinantemente millonaria familia Lightstone Alex Hassell, Alexis Louder, Beverly D’Angelo, Leah Brady, Edi Patterson y Cam Gigandent)
¿Quién podría salvarlos? Era la cuestión, y tuvo que ser el “ángel de la venganza” nuestro Santa Claus.
David Harbour se metió en la piel de San Nicolás y le quedó tan bien el papel que es una maravilla visual tenerlo en la pantalla. El bárbaro vikingo que buscaba un gran tesoro, se convirtió en un ser dulce que recorría el mundo llevando regalos, pero esta última Navidad lo cambió todo ya que volvió a sus raíces para salvar a esta familia.
Su luz en la oscuridad fue la pequeña Trudy (Leah Brady) quien con gran esfuerzo hizo un fascinante vínculo con Papa Noel para ayudarlo a derrotar a los villanos. La niña guardaba dos sueños en su corazón: hablar con Santa y que sus padres pudieran volver a estar juntos. El típico sueño que podría tener algún niño pequeño en esa situación.
A lo largo de la película Leah Brady demuestra por qué fue escogida para el papel. Como Cenicienta, el personaje le calzó perfecto y demostró todos sus dotes actorales y demostrando que el talento no se hace, se nace con él.
Harbour tiene a simple vista una personalidad ruda, pero su debilidad al final del día son los niños. Le derriten el corazón, al igual que pasó con su personaje: Duro, cascarrabias, peleonero, sin confianza, pero al final, un niño le devolvió la fe, ¡Fascinante!
No podemos ni debemos olvidar al malo de la película Scrooge, interpretado por el premiado actor John Leguizamo. El actor ya ha dado vida a varios personajes legendarios en la pantalla grande y este no será la excepción. Su papel trae al típico malhechor que lleva años soñando con el “golpe de su vida”, todo meticulosamente pensado, pero como siempre ocurre, no todo sale como esperaba.
La pelea que tendrá con Santa Claus es épica y muy divertida. El final, ¡es de no creer!
Peleas, explosión y renos
La mitad de la película es pura acción, con mezcla de comedia, sátira y thriller. Cada personaje es un mundo aparte que chocan entre sí para generar un aura fascinante donde te vas a reír, llorar, sorprender y por sobre todo divertir, creo que muchos se sentirán identificados con alguna que otra navidad familiar que hayan pasado, con diferencias, bromas y realidad.
Nuestro Santa demostrará que su vikingo interior está más que vivo, con unas escenas de pelea asombrosas, hará volar todo a su paso y cuando ya no tenga fuerza, la pequeña Trudy le brindará energías y fe.
El espíritu festivo se aprovecha al máximo, por eso es la película perfecta para ver en estas fiestas: Novedosa, creativa y divertida, un clericó perfecto.
La ambientación del lugar es igual a un pandulce. Por fuera una pinta tentadora y por dentro una mezcla de dulzura y excelencia. Nieve, frio, árboles de Navidad, renos y todos los complementos que te podrías imaginar.
El árbol de Navidad, la majestuosa mansión, los pequeños destellos de recuerdo, todo es verdaderamente destacable.
El vestuario juega un papel importante, hecho a la medida de cada escena. Santa siempre en traje rojo, pero con los aires de sus antepasados que trae al presente, interesante y particular diríamos al verlo.
La navidad sin renos, no es navidad, por eso los inseparables compañeros de nuestro San Nicolás marcan presencia de manera bizarra y divertida, la estrella del árbol diría yo.
La calidad de imagen es maravillosa y el sonido y banda sonora a lo largo de la cinta es bastante agradable para el oído del espectador. ¡Verla vale cada segundo!
Podría seguir todo el día dando reseñas y datos peculiares de la cinta, pero sería mejor que te tomes el tiempo de ir al cine y disfrutar de esta maravillosa película que sin dudas marcará un antes y un después en las películas navideñas tradicionales.