El lunes se inician oficialmente las vacaciones de invierno en todas las instituciones educativas del país. Durante las siguientes dos semanas, el calendario escolar nos brinda este desafío que es al mismo tiempo una oportunidad: aprovechar el tiempo en familia. Esta pausa es muy necesaria y de hecho se presenta una interesante serie de actividades recreativas para niños y adolescentes. El actual ritmo de vida demanda este tiempo de descanso, alejarse de las pantallas y aprovechar para el turismo interno en familia.
Las vacaciones escolares de invierno, que se inician este lunes, se nos presentan como una gran oportunidad para el ocio y el descanso de la rutina. Niños y niñas, adolescentes y jóvenes que se encuentran en etapa escolar encontrarán un sinnúmero de actividades recreativas que se ofrecen desde diversas instituciones, no solo para la diversión, sino también para el desarrollo de la creatividad.
Además de las actividades para aprovechar el tiempo libre, las tareas escolares son importantes para los estudiantes, pues esto les permitirá no desconectarse del todo del proceso de aprendizaje, y además siempre es importante que los padres sigan acompañando estas tareas. Al mismo tiempo, esta es una notable circunstancia para los maestros y docentes, quienes, al tiempo de tomar un tiempo para el merecido descanso, la recreación y el compartir con sus familias, podrán aprovechar ese periodo para la actualización de sus conocimientos.
Son muy valiosas las vacaciones de invierno para que los niños, niñas y adolescentes puedan relajarse y disfrutar de su tiempo libre; pero más importante todavía sería si este fuera un periodo compartido con los padres. No solo las tareas escolares deberían ser supervisadas por los progenitores, sino además es una chance para que los chicos compartan las tareas del hogar.
En este sentido, los profesionales aconsejan fomentar un equilibrio adecuado entre las actividades recreativas y aquellas que implican responsabilidad; es decir, entre la diversión y las tareas escolares. Además, recomiendan dar un paso más e incluir la colaboración en tareas domésticas por parte de los niños en edad escolar. Acciones simples como limpiar su habitación o mantener el orden en sus espacios son oportunidades para que desarrollen el sentido de responsabilidad, aprendan a compartir estas labores y, con ello, logren valorarlas.
Actividades como las colonias de vacaciones y la práctica de deportes pueden aportar significativamente al desarrollo integral de niños y jóvenes, al igual que talleres destinados a estimular el potencial creativo, como los de pintura, danza y otras expresiones artísticas. Estas experiencias grupales tienen gran valor, pero también dentro del hogar, y con el acompañamiento de los adultos, se pueden cultivar habilidades prácticas como coser, dibujar, realizar manualidades, tejer o confeccionar adornos. En esta misma línea, la cocina representa una excelente oportunidad: aprender a cocinar junto a los padres permite conocer los alimentos, comprender su valor y origen, y puede tener un impacto positivo tanto en la salud como en la organización familiar.
Si a la familia le es posible viajar al interior y conocer los paisajes propios del país, lugares y costumbres y compartir con los hijos es una buena alternativa. Esta es, al mismo tiempo, una buena manera de apoyar la economía. Dicen los estudios que el contacto con la naturaleza tiene importantes beneficios para la salud, tanto física como mental, y por tanto esto ayuda al bienestar de las personas. Si esto no fuera posible, las familias podrían organizar actividades fuera del hogar, breves paseos en los, ciertamente, limitados espacios verdes recreativos que disponen nuestras ciudades. La clave de todas estas actividades es el compartir en familia un tiempo que en la rutina diaria no se dispone.
No obstante, estas vacaciones no deberían ser simplemente rellenar el tiempo de niños y adolescentes; esta es una oportunidad para el diálogo y la comunicación, un espacio para la familia, haciendo una pausa, alejados de las pantallas de los dispositivos móviles; esto vale tanto para niños y jóvenes como para los adultos. Como sociedad necesitamos recuperar la rutina del tiempo compartido, reconstruir el contacto a un nivel más humano, lo mismo que la confianza.