01 nov. 2025

Urge respuesta del Gobierno a los pacientes con cáncer

Esta semana tuvo gran impacto la noticia sobre un hombre que falleció de cáncer, sentado en el sillón de un hospital por no haber conseguido una cama. La ministra de Salud dijo que, al no haber capacidad de respuesta, se deben priorizar los casos más urgentes. Mientras la Cámara de Diputados rechazaba un pedido de interpelación a la ministra, pacientes con cáncer enviaron una carta de auxilio al presidente para explicar la difícil realidad que viven, pero Peña estaba muy lejos, asistiendo a un partido de fútbol en las Olimpiadas de París.

Hace unos cinco meses, el presidente de la República, Santiago Peña, y su esposa compartieron un video en el que mostraban sorpresa, asombro y preocupación ante la situación del Hospital Nacional de Itauguá; en dicho mensaje deslizaban una promesa: construir un nuevo hospital, el más grande de la República, decían.

Más recientemente, hace apenas unos días, durante la inauguración de la Costanera Sur, Peña hizo otro anuncio: la construcción en dicho lugar del primer hospital de referencia de Asunción, porque —según señaló el primer mandatario— los asuncenos quedaron huérfanos en materia de salud desde la mudanza del Hospital de Clínicas a la ciudad de San Lorenzo.

Todas estas situaciones anecdóticas resultan excesivamente insultantes si las observamos a la luz de las realidades que viven los paraguayos y las paraguayas que tienen algún tipo de padecimiento o enfermedad, y, en particular, aquellos pacientes oncológicos. Porque Peña parece olvidar que ya hace casi un año asumió la presidencia y que estos ya no son tiempos de promesas, sino de afrontar con seriedad, mediante planes y proyectos concretos, los graves problemas que aquejan al país.

Recordemos que hace unos días, un paciente con cáncer falleció esperando una cama en el Hospital Regional de Ciudad del Este: la persona agonizó sentada en un sillón del centro asistencial. Funcionarios de la Décima Región Sanitaria de Alto Paraná dijeron que estaba en estado terminal y, por tanto, fue atendido en forma paliativa. La noticia se pudo conocer mediante una publicación en redes sociales de un amigo: “Como dueles, Paraguay!!! Hasta cuándo se va a morir la gente así, en los pasillos de los hospitales??? Solo me pedías una cama, una miserable cama no pudimos conseguirte y te fuiste de este mundo así, en medio de tanto dolor (sic)”.

La denuncia pública desató indignación en la ciudadanía, y la respuesta de la ministra de Salud fue la propuesta de organizar el servicio dejando, por ejemplo, cinco lugares para los que son de extrema urgencia para que estos pacientes se puedan hacer estudios, y los que no son tan urgentes pasar para otro día.

La ministra María Teresa Barán se salvó del pedido de interpelación por la desidia estatal, pues la Cámara de Diputados, gracias a la mayoría colorada cartista, dijo no a la interpelación; sin embargo, no se salvó de las críticas de las Asociaciones de pacientes oncológicos del país, que subrayó que en el caso de las enfermedades oncológicas todos los casos son urgentes, y el paciente no puede esperar.

Las Asociaciones de pacientes con cáncer publicó una carta abierta al presidente Santiago Peña en la que lamentan los “simples discursos” y su “poca empatía”, y afirman: “Todos queremos estar mejor, ya que el cáncer no espera”.

El Gobierno ya ha mostrado que carece de un plan para hacer frente a los problemas sociales que aquejan al país; es inadmisible la improvisación manifiesta del presidente y sus también improvisadas promesas de construir hospitales, cuando los que tenemos apenas disponen de recursos.

El Gobierno de Peña, conociendo las necesidades del Instituto Nacional del Cáncer y su presupuesto apenas suficiente, dejó sin recursos la asistencia a pacientes oncológicos para concentrar los recursos en su programa estrella Hambre Cero.

El Estado debe proveer a través de sus instituciones todo lo necesario para que la población goce de bienestar y calidad vida; este Gobierno —que todavía no cumplió un año en el cargo— lleva ya demasiada deuda social acumulada.

Es hora de que ofrezcan las necesarias y urgentes respuestas a los pacientes con cáncer.

Más contenido de esta sección
Hace semanas, las 600 reclusas que estaban en el Buen Pastor fueron trasladadas al Complejo de Mujeres Privadas de Libertad de Emboscada (Comple), en un aparatoso operativo nocturno. Las nuevas instalaciones cuentan con capacidad para albergar a 1.237 personas, que estarán distribuidas en celdas para cuatro internas, con equipamientos necesarios para el aseo y el descanso. Según las autoridades, el nuevo sistema eliminará el hacinamiento en el que sobreviven las internas debido a la superpoblación.
El déficit del sistema de jubilaciones públicas en Paraguay contribuye a ampliar la desigualdad del ingreso. Lejos de ser un instrumento de solidaridad, funciona concentrando beneficios en una minoría, financiado de manera regresiva por la mayoría, debilitando la capacidad del Estado para construir un sistema universal y solidario. Abordar este problema requiere una reforma estructural que tienda a reducir la inequidad a la vez de avanzar hacia la universalización con criterios de solidaridad que garantice dignidad para todas las generaciones de paraguayos. La sostenibilidad fiscal y la justicia social exigen un nuevo pacto previsional.