En junio de este año, ÚH publicó el reclamo del familiar de un paciente que estuvo internado en el Hospital Ingavi del Instituto de Previsión Social. A los malos tratos y humillación se suma el mal estado de los alimentos para los internados. Según la denuncia, tanto el almuerzo como la cena los servían fríos y el pan tenía una cucaracha. Agregaba que el tacho de basura se encontraba repleto de comida que se tira, “sé que no es del agrado de Dios tirar comida, pero es que es incomible”, decía el familiar.
Este reclamo nos da una idea clara de las mejoras que urge incorporar al IPS, no solamente en cuanto a la gestión administrativa, sino fundamentalmente al mejor trato al que tienen derecho los asegurados.
Sobre la gestión es un problema recurrente y que está directamente relacionado con la credibilidad de quienes administran los ingentes recursos del Instituto, se trata de la transparencia.
Última Hora publicaba hace unos días un caso referente a una licitación, que genera dudas y desaprobación. El Instituto de Previsión Social ha hecho un llamado a licitación para la contratación del servicio de fumigación con suministros de materiales e insumos para varias dependencias, un servicio cuya necesidad en absoluto nadie cuestiona, recordemos brevemente el caso de IPS Ingavi y la cucaracha en el pan.
Sin embargo, el detalle que ha encendido algunas alarmas tiene que ver con los montos que se manejan; ya que –resumiendo– en la actual licitación se han disparado los costos de fumigación, de G. 2.100 millones a G. 22.000 millones.
De acuerdo con las explicaciones del director de Servicios Administrativos, el llamado al que se hace comparación se gestionó durante el 2021, por lo que las cotizaciones para la actual fumigación son diferentes; asimismo argumentó que los metros cuadrados son mayores en la actualidad. La fumigación es fundamental en consultorios, hospitales y oficinas del Instituto, pero de la misma manera es fundamental el buen manejo de los recursos aportados mensualmente por los trabajadores y por la patronal para sostener la institución. Por lo tanto, el mejor homenaje a tanto esfuerzo debe ser la eficiencia y la honestidad.
Bajo la categoría de transparencia también cabe el uso racional de los recursos, recordemos que el año pasado ÚH había publicado que el Consejo de Administración del Instituto, que se reúne un par de veces por semana, mantiene casi cien funcionarios, que suman al año, solo en salarios, G. 6.321.521.592; sin incluir doble aguinaldo y viáticos. A esto se suman los altos salarios de los consejeros, quienes cobran bonificación, dieta y gasto de representación, sumando unos G. 1.920 millones más, anualmente.
Mientras los recursos se reparten en altos salarios, dietas y gastos de representación, esos administradores con sus funcionarios no son capaces de resolver un problema básico y fundamental como es el agendamiento de turnos para consultas. Por eso, agendar un turno en cualquier especialidad en el IPS sigue siendo casi una misión imposible, según los diarios testimonios de los asegurados.
Lo mismo se debe mencionar de la falta de medicamentos e insumos, así como también de las cirugías que deben ser postergadas por la falta de insumos básicos, como hilos, tapabocas, gorro y cubrecalzados quirúrgicos, que deben ser proveídos por los asegurados, antes de ingresar a quirófano.
Son intolerables la indiferencia y la falta de compromiso de las autoridades ante el pésimo trato y servicio; son inaceptables la humillación y el padecimiento de los verdaderos dueños del IPS. Se debe mejorar la gestión, asegurar la transparencia y un trato digno a los asegurados.