Junto a esta escultura clásica han aparecido otros restos orgánicos como una suela de cuero, abundantes fragmentos de madera, semillas, higos y hasta una granada aplastada, según ha detallado la arqueóloga Glenda Graziani, que dirige la intervención junto al también arqueólogo Juan José Marí Casanova.
El solar donde han sido hallados los restos se ubica en la avenida Isidor Macabich de Ibiza, donde el Instituto Balear de la Vivienda (Ibavi) proyecta 60 pisos sociales que tendrán dos plantas sótano, que demandan una excavación de hasta siete metros de profundidad.
En esta zona de la ciudad el nivel freático se encuentra a una profundidad de 1,2 metros, por lo que se ha hecho un trabajo de desecación del terreno. Los hallazgos arqueológicos se han producido a unos dos metros de profundidad.
Según ha detallado Graziani, la naturaleza del terreno donde se ha conservado el yacimiento, sumergido en el agua del subsuelo, es “un ambiente sin oxígeno, sometido a una humedad y temperatura constantes”, lo que ha garantizado la “preservación excelente” de los restos orgánicos, normalmente efímeros, por lo que su hallazgo constituye un “hecho extraordinario”.
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“Hemos encontrado restos que normalmente se pierden en el curso del tiempo, pero que en estas condiciones se han conservado”, ha añadido la arqueóloga.
Durante la excavación, lo primero en aparecer fueron varios pozos, que tuvieron diversas funciones, pero cuyo último uso fue el de basurero. Ha sido en uno de los pozos donde se han recuperado los restos singulares entre los que destaca la talla de Hércules: una pieza de 30 centímetros, de factura cuidada, cuyas primeras estimaciones la sitúan en un contexto del siglo III d. C.
La talla se encuentra en el laboratorio del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, donde está siendo sometida a procesos de limpieza y conservación.
Aunque la investigación arqueológica está en curso, todo apunta a un espacio habitacional de época romana de función aún incierta y a que los depósitos excavados en el sustrato natural y empleados como basurero consistirían en áreas de cultivo fechadas, principalmente, en época romana, aunque también se ha detectado una fase medieval islámica.
Los restos orgánicos de la fase andalusí, como es el caso de las semillas, han sido incorporadas al proyecto Meedfreenrev, Repensando la Revolución verde en el Mediterráneo occidental medieval, dirigidos por varias universidades europeas y financiados por el European Research Council, programa Horizon.
Fuente: EFE.