16 ene. 2025

Tres días de lluvias obligan a evacuar a miles de familias en el Sur del país

Cerca de 2.000 familias, en varios distritos de los departamentos de Ñeembucú y Misiones, debieron ser evacuadas ayer debido a las riadas provocadas por las intensas precipitaciones.

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Desplazados. Hace no más de tres meses que volvieron a sus hogares, tras la última inundación, y ayer volvieron a salir.

V. R.

Las recientes e incesantes lluvias registradas en casi todo el territorio nacional afectaron sensiblemente a varias comunidades del sur del país. En Ñeembucú y en Misiones la situación se tornó muy crítica.
Al menos 1.800 familias, distribuidas en doce distritos del duodécimo departamento, debieron ser evacuadas y trasladadas a seis albergues habilitados por la gobernación local. Hasta el cierre de esta edición no se reportaron heridos ni fallecidos, solo cuantiosos daños materiales; tanto en humildes viviendas como en varios cultivos de productores de la zona. Mientras, en las comisiones de la Cámara de Diputados y Senadores ya tienen dictamen favorable para la declaración de emergencia en Ñeembucú. El diputado Diosnel Aguilera y el senador Éver Villalba llevan adelante la solicitud. La Junta Municipal de Los Laureles, situada a 120 km de Pilar, ya se adelantó ayer y se declaró en emergencia distrital. Allí un total de 400 familias resultaron afectadas por el temporal de los últimos días y aguardan la asistencia del Gobierno departamental y nacional. Las calles y barrios de la ciudad de Alberdi también están bajo agua.

En Villa Florida, Misiones, al menos medio centenar de familias debieron ser evacuadas ayer, debido a la súbita crecida del río Tebicuary provocada por tres días de intensas lluvias. Por lo demás, la inclemencia del tiempo terminó por destrozar los caminos rurales y urbanos que ya se encontraban en pésimas condiciones en varias localidades de Misiones. Los habitantes de los barrios San Francisco, Manga Yvyra y Mangaita, dicho distrito, lamentaron la situación ya que hace apenas tres meses volvieron a sus casas tras haber sido desplazados en su momento por la riada. Ayer, sin recuperarse aún de los daños de la primera inundación, tuvieron que abandonar otra vez sus hogares para refugiarse en viviendas de parientes o en precarios campamentos de carpa en las zonas más altas. La mayoría se resisten a alejarse de sus propiedades, pues tienen sus pertenencias dentro. “Estamos en plena mudanza, hace menos de tres meses que volvimos a nuestras casas y ahora volvemos a salir, no hay trabajo y no hay nada. Lo que puedo alzo sobre el techo de mi casa y lo que mezquino más trato de sacar”, relató Vicenta Ayala, una de las afectadas.

Precisan -dijo- chapa y víveres de forma urgente. “No tenemos nada, con este clima nada se puede hacer y todos los afectados necesitamos”, remarcó.

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Raudal. Puentes y caminos vecinales terminaron destrozados.

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