El Evangelio nos sitúa en el contexto de la Última Cena. Jesús profundiza en su enseñanza sobre la naturaleza del amor, al que, una y otra vez, pone en relación con la vida y la alegría. Nos invita a permanecer unidos a su amor... ¿Y cómo permanecemos unidos a Jesucristo? Por la fe y el amor. ¿Y qué pone en movimiento nuestro amor? El amor recibido.
Las palabras de Jesús que nos ofrece el Evangelio de hoy nos están diciendo que los mandamientos del Padre no son algo ajeno a nosotros, algo que viene de fuera, sino que son como nuestro ADN espiritual: nos recuerdan quiénes somos, de qué estamos hechos, aquello a lo que aspiramos.
Pero para realizar esta tarea, previamente Dios nos elige, nos concede una vocación. Como hizo con San Matías. En el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que la Iglesia nos propone en la primera lectura de la Misa, los discípulos rezan para determinar la llamada de un nuevo apóstol. Porque es Dios quien concede la vocación, no es uno el que la escoge. Tras rezar “Echaron suertes y la suerte recayó sobre Matías, que fue agregado a los once apóstoles”. Según la Tradición «Matías, que completó la docena de apóstoles, atracó en Etiopía primeramente, y después de haber llevado las multitudes a Cristo, con ánimo valeroso, recibió la corona del martirio» (cfr. Clemente de Alejandría, Stromata)
Igual que el apóstol, tú y yo también somos llamados por Dios a proclamar la Buena Nueva. Cada uno, en sus circunstancias concretas, pero todos con la misma radicalidad de la llamada evangélica. Somos afortunados, Dios se ha fijado en nosotros. La vocación, toda vocación, es un misterio, y su descubrimiento, un don del Espíritu. Benedicto XVI lo explicaba así: «El secreto de la vocación está en la relación con Dios, en la oración que crece justamente en el silencio interior, en la capacidad de escuchar que Dios está cerca. Y esto es verdad tanto antes de la elección, o sea, en el momento de decidir y partir, como después, si se quiere perseverar y ser fiel en el camino». Pidamos al Señor, luz para ver nuestra vocación y la fuerza para, como hizo san Matías, llevar el mensaje del amor al prójimo a todos los rincones de la tierra.
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/2024-05-14/)