05 ago. 2025

Rescatan del olvido a médicos que sirvieron en Guerra Guasu

En Humaitá están poniendo en valor los sitios donde estaban los hospitales de sangre. Levantan bustos de cirujanos que curaron heridas en la contienda.

Juan José Brull

ÑEEMBUCÚ

Diez años antes del inicio de la Guerra contra la Triple Alianza, el entonces presidente de la República, Carlos Antonio López, empezó a organizar la sanidad militar.

Como en esa época prácticamente Europa estaba al servicio del Paraguay –y no al revés como ocurría con los países vecinos de la región–, entre las primeras acciones de López figuró un encargo específico a la Universidad de Edimburgo (Escocia). Se trataba del envío de diplomados en Medicina y Cirugía. Finalmente, llegaron tres doctores de apellidos Stewart, Banks y Rhind. Estos médicos una vez llegados al país prestaron relevantes servicios a la población antes, durante y después de la guerra.

Fue así que hacia 1855 se estableció una Escuela de Medicina en la sureña localidad de Humaitá, para la instrucción de jóvenes aspirantes a profesionales de la salud. Esa casa de estudios estuvo dirigida por el médico escocés William Stewart.

Los libros de historia rescatan que unos 140 jóvenes fueron alumnos de ese centro de enseñanza, mientras que en Asunción funcionaron varias escuelas de enfermería, también a cargo de Stewart, quien tuvo a su cargo la dirección de la Sanidad Paraguaya durante la Guerra Guasú.

Los vestigios de los sitios donde se levantaron los hospitales de sangre durante la contienda bélica aún perduran en diversos puntos del departamento de Ñeembucú. Hoy presentan otra fisonomía y mediante los trabajos realizados se logró saldar una deuda histórica con los que defendieron a la patria.

Por citar, recientemente, se realizó la puesta en valor del lugar donde fue emplazado el Hospital de Sangre en Paso Pacú (Humaitá). Para la profesora Vicenta Miranda, gestora cultural de Humaitá, la recuperación de sitio donde funcionó el hospital de sangre es un homenaje a los heroicos y sufridos médicos que tuvieron a su cargo mitigar el dolor de los heridos en batalla y curar las enfermedades en los distintos campamentos.

En efecto, en dicho lugar, se rinde tributo a los médicos que tuvieron una destacada labor durante la contienda. Se colocaron los bustos del Tte. Cnel. Dr. Cirilo Solalinde, quien entonces fuera médico particular del Mariscal Francisco Solano López, y del Cnel. Dr. Justo Pastor Candia, oriundo de la ciudad de Pilar, quien se destacara como cirujano mayor del Ejército Paraguayo.

primera escuela. En lo que fue la primera Escuela de Medicina se formaron a numerosos jóvenes que se recibían de médicos de segunda y tercera clase. Los primeros médicos paraguayos que sirvieron en la Guerra Guasú fueron el Dr. Luis Cálcena Echeverría, quien se destacó como médico de la Fundición de Ybycuí. También el Dr. Juan Vicente Estigarribia, médico herbolario y cirujano de tropa.

El Dr. Solalinde fue nombrado en 1862 como director del Hospital Militar. Ganó notoriedad al ser médico personal del Mcal. López y por haberlo tratado del cólera. Fue nombrado Inspector General de la Sanidad del Ejército. Acompañó a López hasta el Chiriguelo, donde cayó prisionero y fue llevado a Río de Janeiro, Brasil.

Posteriormente, el 21 de mayo de 1866, en vísperas de la batalla de Tuyutí, el 24 de ese mes, mudó su cuartel general un poco más arriba, en Paso Pucú, en una elevación que se encontraba sobre el camino a Humaitá.

Cuenta el escritor Juan Crisóstomo Centurión que también se instaló un gran hospital a mitad de camino entre Paso Pucú y Humaitá.

En este sitio llegó a haber hasta más de 2.000 enfermos; cerca del Cuartel General había hospital, para oficiales, instalado en casas de paja.

Precario. Los hospitales de sangre, es decir, los sitios donde se prestaba la primera atención a los heridos en combate, eran absolutamente precarios: bajo un cobertizo o en una zanja se prestaban los primeros auxilios.

Los médicos debían realizar a los heridos extracciones de balas, amputaciones –las cuales muchas veces eran sin anestesia– así como suturas.

A esto se sumaba las infecciones. Varios adquirían tétanos o se le formaban gangrenas en las heridas. La asepsia era elemental. Los médicos paraguayos trataban las afecciones con purgantes y para las sangrías se usaban sanguijuelas.

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