El discreto diplomático de carrera, de 75 años, fue el candidato accidental de la oposición de Venezuela, tras la inhabilitación política a la carismática María Corina Machado. Nunca aspiró a un cargo de elección popular, no fue una cara visible de las fuerzas antichavistas.
En un instante, sin buscarlo, Gonzalez Urrutia cambió su anonimato por las luces de la campaña y una elección que, según la coalición Plataforma Unitaria, arrasó con casi el 70% de los votos.
No obstante, Nicolás Maduro fue proclamado vencedor para un tercer mandato consecutivo de seis años (2025-2031) y desde entonces comenzaron a llover acusaciones y mucha presión contra el candidato opositor.
En la clandestinidad desde el 30 de julio, se mostraba combativo en las redes sociales, desafiando la autoridad de Maduro. Desde el 2 de septiembre, pesaba una orden de arresto en su contra tras haber ignorado tres citaciones a declarar en la fiscalía, que aseguraba tenían tinte político.
Se le solicitaba por “desobediencia a la ley”, “conspiración” y “usurpación de funciones”, mientras Maduro y su gobierno lo atacaban por todos los flancos, llamándole regularmente “cobarde”, “Inmundo”, “nazi” y responsablizándole de la violencia poselectoral que dejó 27 muertos.
“Su vida corría peligro...”, escribió este domingo Machado en X.
“Nunca, nunca, nunca había pensado estar en esta posición”, dijo a la AFP en abril González Urrutia. “Esta es mi contribución a la causa democrática”.
Su postulación por la coalición Plataforma Unitaria en principio era temporal, lo que se llama “candidato” tapa en Venezuela, pero terminó perpetuándose con su cara en la boleta electoral y Machado recorriendo el país en campaña en su nombre.
“Lo que no sabían ellos era que esa ‘tapa’ se iba a convertir en frasco”, recordó con una sonrisa. González Urrutia nació en La Victoria, una pequeña ciudad a unos 110 km de Caracas. AFP