El IDH probablemente alcanzará niveles máximos históricos en 2023, tras las fuertes caídas registradas en 2020 y 2021. Según el informe, este progreso es profundamente desigual. Los países ricos están experimentando niveles récord de desarrollo humano, mientras que la mitad de los países más pobres del mundo permanecen por debajo de su nivel de progreso anterior a la crisis.
Las desigualdades mundiales se ven agravadas por una importante concentración económica. Casi el 40% del comercio mundial de bienes se concentran en tres o menos países, y en el 2021, la capitalización bursátil de cada una de las tres mayores empresas tecnológicas del mundo superó el producto interno bruto (PIB) de más del 90% de los países ese año.
El índice de desarrollo humano (IDH) es una medida resumida que combina el nivel del ingreso nacional bruto per cápita, la educación y la esperanza de vida de un país, buscando hacer comparables los países entre sí. Paraguay se encuentra en el lugar 102 en el último ranking construido. Eso significa que tiene 101 países con IDH más altos y 91 países por debajo a nivel mundial.
Sin embargo, si consideramos Latinoamérica y el Caribe, de los 34 países, incluyendo las islas, solo Jamaica, Venezuela, Surinam, Nicaragua y Honduras están por debajo de nuestro país. Esto significa que 28 países están mejor. Los países mejor posicionados en este índice por sus altos niveles de ingreso nacional bruto, salud y educación son Chile, Argentina, Uruguay, Panamá y Costa Rica. Estos países son parte de los 69 que conforman el grupo de “muy alto desarrollo humano”. Paraguay está en el siguiente grupo llamado “alto desarrollo humano”, pero entre los últimos del grupo.
Este índice nos muestra que el crecimiento por sí solo no indica desarrollo. Se supone que la economía paraguaya muestra altos niveles de crecimiento en las últimas dos décadas y a pesar de ello, nos mantenemos entre los últimos países de la región debido a nuestra baja expectativa de vida y educación.
En los últimos años, además, no se han visto mejoras sustantivas, situación agravada con la pandemia en la que la ausencia de un sistema de salud y protección social produjo una reducción de los años promedio de vida. Actualmente, la expectativa de vida de Paraguay (70,5 años) es nueve años menor que Chile, por ejemplo. De Argentina nos separa una importante brecha educativa.
A pesar de ser vecinos de estos países, no hemos podido acercarnos a sus niveles de vida medidos por estos indicadores que son sumamente básicos. Al contrario, el IDH fue aumentando desde 2004 hasta 2014, reflejando mejoras en la economía, salud y educación. A partir de ese año, su evolución fue fluctuante con avances y retrocesos que hicieron que el índice del 2022 sea similar al del 2014. Es decir, Paraguay verifica un grave estancamiento teniendo en cuenta el históricamente bajo nivel de desarrollo.
Las autoridades tienen el gran desafío de retomar la senda de las mejoras que Paraguay perdió. Esto no fue debido a la pandemia, ya que se inició años antes. Por esta razón, el Covid-19 no solo fue costoso en términos económicos, sino que también en vidas humanas y retrocesos en educación y producción. Debemos superar la visión exitista del crecimiento económico para empezar a preocuparnos por la calidad de vida de la población.