15 nov. 2025

Aprovechar buenas proyecciones para transformación estructural

Paraguay se aproxima a un periodo decisivo en su trayectoria de desarrollo económico. Tras sortear con relativo éxito las crisis globales recientes, el país debe ahora navegar un escenario internacional complejo, mientras aborda desafíos estructurales internos que determinarán su trayectoria de crecimiento. La economía paraguaya, caracterizada por su resiliencia durante las recientes crisis globales, enfrenta ahora el desafío de transitar hacia un modelo de crecimiento más diversificado y sostenible.

Datos e informes de organismos internacionales e instituciones nacionales señalan que Paraguay mantendrá un crecimiento relativamente alto en los próximos años, pero que la materialización de su potencial de desarrollo dependerá de la capacidad para implementar reformas estructurales que aborden las vulnerabilidades históricas de su economía.
Las reservas internacionales están en niveles que permiten hacer frente a shocks externos. Según algunos reportes, la deuda pública se mantiene en sostenible; sin embargo, el pago de los compromisos de la deuda está sacrificando la acumulación de capital humano y la inversión en infraestructura física para mantener un crecimiento sostenible a largo plazo y el imprescindible aumento de la productividad.

La inflación general promedio está dentro del rango meta del BCP, pero la inflación de alimentos está deteriorando la capacidad adquisitiva de los ingresos laborales y la calidad de los alimentos consumidos, lo que provoca un deterioro de la salud nutricional. Estos resultados relativizan la visión exitista del crecimiento y de la estabilidad macroeconómica.

Por otro lado, se mantienen debilidades estructurales profundas.

Como señalan varios organismos internacionales, la economía permanece altamente dependiente de sectores primarios y vulnerables a shocks climáticos. La volatilidad de los precios internacionales introduce incertidumbre permanente. Entre los riesgos externos, destaca la posibilidad de una desaceleración más pronunciada de las economías de China y Brasil.

El endurecimiento prolongado de las condiciones financieras globales es un factor que podría limitar el acceso a financiamiento externo y aumentar su costo, profundizando las consecuencias negativas de la austeridad, especialmente en la niñez, adolescencia y juventud, en un momento crucial para el aprovechamiento del bono demográfico.

El sector energético, con Itaipú y Yacyretá como ejes, aporta estabilidad fiscal y comercial, pero la falta de inversión en infraestructura de transmisión y distribución limita el aprovechamiento pleno del potencial energético para impulsar la industrialización.

A nivel interno, la persistencia de la informalidad, documentada en todos los informes oficiales e internacionales sobre el mercado laboral paraguayo, constituye un obstáculo estructural al crecimiento inclusivo.

Adicionalmente, la calidad institucional, particularmente en la implementación de políticas públicas y la eficiencia del gasto público, representa un determinante crítico del desempeño económico, como señala el Índice de Competitividad Global y los reportes de las agencias de calificación crediticia.

El país debe navegar un escenario internacional complejo, al mismo tiempo que enfrenta desafíos estructurales internos que determinarán su trayectoria de crecimiento. Además debe enfrentar el reto de transitar hacia un modelo de crecimiento más diversificado.

Las proyecciones para Paraguay muestran un escenario positivo para algunos indicadores macroeconómicos. Sin embargo, este panorama favorable pero insuficiente enfrenta el desafío de transformarse en un proceso de desarrollo acelerado y sostenible.

La materialización del potencial de crecimiento de Paraguay requiere avanzar en una agenda de reformas estructurales que incluya una transformación productiva con mayor diversificación y sofisticación, una reforma fiscal integral que fortalezca la capacidad del Estado para proveer bienes públicos de calidad.

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