Esta vez, los ladrones se alzaron con una consola de sonido, un micrófono inalámbrico y un ventilador de pie, luego de haber hecho un agujero en el ventanal de vidrio y violentar las cerraduras de los muebles. El caso fue denunciado ante la subcomisaría del barrio.
“El Sagrario no llevaron porque es pesado, tendría como 20 kilos”, afirmó Lucio Velázquez, uno de los vecinos. “Nos golpea porque han tocado lo más sagrado que tenemos”, agregó.
Velázquez pidió a los agentes de Antinarcóticos de la Policía Nacional, que tienen su oficina en la misma ciudad, que investiguen quiénes son los que están vendiendo estupefacientes en el barrio, ya que los adictos hurtan las cosas que venden a los reducidores, para poder comprar la droga y así satisfacer sus vicios.
Los autores serían menores utilizados por adultos que son los que acarrearían los objetos hurtados, que por su tamaño no podrían caber a través del agujero hecho en la ventana.