La bebida ancestral, preparada a base de caña, ruda y limón es considerada por la sabiduría popular como un remedio para fortalecer el cuerpo y renovar las energías ante un mes históricamente asociado a enfermedades, dificultades y pérdidas.
El director de Acción Cultural y Comunitaria, Hugo González, explicó que se prepararán unos 100 litros junto con el promotor cultural Clemente Cáceres, quien además compartirá con los presentes el sentido de esta tradición.
Según la costumbre, deben tomarse siete tragos para proteger el cuerpo y el espíritu.
De acuerdo a la tradición, ayuda a renovar la sangre, fortalecer el espíritu y protegerse de los males del mes.
“Es una renovación amarga que prepara al cuerpo para enfrentar mejor el ciclo que comienza”, afirmó González, quien remarcó que la propuesta no solo rescata un ritual simbólico, sino que promueve la participación activa de la comunidad.
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La actividad que inicia a las 07:00 será gratuita y abierta a toda la ciudadanía, especialmente dirigida a las personas adultas.
Desde las 08:00 de la mañana, el evento contará además con la animación de elencos culturales, música y danzas, generando un ambiente festivo en el predio del Centro Comunitario San Jerónimo, espacio que se ha consolidado como un punto de encuentro barrial y desarrollo artístico.
“Este centro es mucho más que el lugar donde serviremos carrulim. Aquí se dictan talleres de danza, teatro, música, artes plásticas y también hay una intensa actividad deportiva. De lunes a sábado se realizan prácticas de arquería tradicional, por ejemplo”, explicó el director.
También mencionó que niños del barrio acceden gratuitamente a entrenamientos de fútbol 5 y fútbol de salón mediante la escuela deportiva Leoncitos, que funciona en el lugar.
“Muchos chicos no encuentran espacio en otros clubes, por eso este centro cumple un rol social clave”, indicó.
González invitó a toda la ciudadanía a acercarse no solo por el carrulim, sino para conocer este espacio comunitario y sumarse a una vivencia cargada de identidad.
“Queremos que la gente venga no solo a tomar el carrulim, sino también a vivir la experiencia. Esta bebida resume parte de nuestra historia, nuestras creencias y nuestra manera tan particular de resistir y sobrellevar lo que venga”.