Expresaron que los hechos ocurridos que afectaron a sus compañeros fueron impactantes más allá de lo imaginable, dejándoles un enorme pesar.
“Alcides Morilla Romero fue un jeroviaha (referente consejero), un guerrero, un defensor del territorio sagrado Jasuka Venda, y el joven Rodrigo Gómez era su aprendiz. El trabajo de Alcides consistía en cuidar la cultura, los conocimientos y el territorio. Cuidaba también los cantos ancestrales que contienen los herosypy (fundamentos) del modo de vida pãi tavyterã... tenía una relación de comprometido cuidado con el bosque. Por eso es que lo mataron... para nosotros, equivale a un magnicidio”, explican.
Exigieron que el Estado paraguayo defienda sus derechos ante las amenazas, en especial en el territorio del Jasuka Venda, zona del Cerro Guasu, que se proteja sus tierras de usurpadores, que se dé atención a debida a Leonardo Gómez, herido de gravedad en el ataque sufrido, y que se investiguen los hechos de manera seria.
Reclamaron el Estado de que fueron entregados los cuerpos de los dos asesinados, luego de tres días, lo cual impidió un funeral acorde.
“Nos encontramos elevando nuestros Mba’e Meguã Áry (rezos) en las diversas comunidades para debilitar, aminorar y hacer que la maldad tenga vergüenza, y que así se aleje de nosotros”, expresaron con el texto del rezo utilizado desde tiempos de la colonia.