Un estudio publicado por la Unión de Gremios de la Producción (UGP) señala que en los últimos 15 años el Ministerio de Agricultura y Ganadería transfirió USD 1.200 millones a los comités de productores y organizaciones campesinas.
El informe tiene como base el presupuesto del MAG, según una publicación de Última Hora. El presidente de la UGP, Héctor Cristaldo, comentó que en los años preelectorales se observa que los montos transferidos aumentaron notablemente.
Además, Cristaldo cuestiona la efectividad de esta medida, pues no hay correlación entre lo erogado y los resultados.
Este tema da para debatir sobre dos puntos. El primero de ellos, que es innegable pensar que gran parte de ese dinero en realidad no fue a parar a los pequeños productores, sino que fue utilizado por los administradores de turno para aumentar sus fortunas personales.
El hecho de que se haya registrado un mayor desembolso en los años electorales demuestra que el principal interés de las autoridades agrícolas no es beneficiar a los productores, sino obtener la mayor cantidad de votos durante la contienda electoral.
Otro problema es que hace mucho el sistema utilizado está desfasado. No hay un compromiso real de las autoridades nacionales para realizar una verdadera reforma agraria.
Los pequeños productores no reciben asistencia real, se ven obligados a malvender sus propiedades ante la invasión de grandes sojales, o reciben sugerencias de sembrar algún tipo de semilla cuyo precio no compensa lo invertido en tiempo y dinero.
Si bien hubo un avance en la entrega de títulos de propiedad a los pequeños productores, el trabajo que debe hacerse es aún enorme.
Además de regularizar las tierras, debe enfatizarse en la capacitación financiera y el acceso a préstamos blandos.
Aunque las autoridades que pasaron por el MAG reconocieron la ineficiencia en el tiempo de aplicación de programas, pues en algunos casos tardan más de seis meses entre el contacto con los labriegos y la transferencia para la producción, las soluciones no llegan.
La política agrícola debe cambiar si realmente se tiene la intención de asistir a las personas con menos recursos, de manera que puedan vender su producción a buen precio.
Uno de los principales problemas hasta ahora es la falta de políticas públicas que definan qué producir tomando como base las demandas del mercado.
Para ello, los técnicos deberán trabajar sobre la base segura de que sus propuestas serán tenidas en cuenta y apoyadas a nivel político, de manera que las recetas recomendadas no sean en vano.
El gobierno de Mario Abdo Benítez deberá demostrar que su eslogan político Paraguay de la gente no es una mera propaganda más.
Para poder tomar las decisiones acertadas, los ministros que eligió para que estén al frente de Agricultura y Hacienda deberán trabajar coordinadamente.
Del desembolso de fondos en forma correcta y oportuna depende el futuro de miles de familias campesinas. No pueden seguir marchando cada año por las calles de Asunción sin recibir respuestas.
Los pequeños productores ya no pueden seguir perdiendo oportunidades por culpa de administradores inescrupulosos y ajenos a sus necesidades.