Amancio Benítez, obispo de Benjamín Aceval, presidió este domingo la misa central en la explanada de la Basílica Santuario Nuestra Señora Virgen de los Milagros de Caacupé.
Durante su homilía, ante la presencia de muchos feligreses, reflexionó sobre la vocación y sus elementos: un oído atento a la escucha de la palabra de Dios, docilidad para dejarse instruir, encuentro vital con Cristo y disponibilidad para hacer la voluntad de Dios.
En ese sentido, cuestionó que “nos falta un oído más atento a la palabra de Dios”, ya que “tenemos mucho ruido en la cabeza y en el corazón”.
“Muchas cosas impiden en este tiempo escuchar la palabra de Dios”, indicó y dijo que es sumamente necesario que los bautizados asuman su misión en la casa, en la familia, en la educación, en el deporte, en la política, en el trabajo y en el servicio social.
“A todos estos que vemos en las noticias, seguro que fueron bautizados, pero en su vida no demuestran esa misión que se debe cumplir porque falta el primer elemento, que es el oído atento a la palabra de Dios”, reprochó.
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Igualmente, sostuvo que se necesita de jóvenes, papá y mamá, atentos a la palabra de Dios.
“Tenemos que analizar a quién escuchamos. Muchas veces, escuchamos cualquier mal consejo, que hablan del prójimo, chismes y muchas veces hacemos caso a cualquier cosa sin importancia”, prosiguió.
Por otro lado, habló de la responsabilidad de saber guiar, de mostrar el camino bueno con nuestro ejemplo y oración; sin embargo, advirtió que si somos mal ejemplo “se crea un malestar”.
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Legisladores son “un mal ejemplo”
“Los profesores en las escuelas, los intendentes en las ciudades, los gobernadores, legisladores. Si ellos luego son mal ejemplo para nosotros, crean malestar en nuestra vida y nos dan mal ejemplo”, reprendió.
Además, criticó los últimos hechos de nepotismo que fueron saliendo a la luz y tienen como protagonistas a los hijos, esposas o hermanos de diputados o senadores.
“Nuestras autoridades en vez de ser ejemplo para nosotros, guía y tranquilidad, pero cualquier ijaguamime ombosueldopa (hasta a su perro le dan un sueldo)”, objetó el obispo.
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Siguiendo con su reflexión, se preguntó “cómo es posible que vivamos en paz y en tranquilidad si no tenemos un buen guía o buen consejo”.
Varios parlamentarios contrataron a sus familiares en cargos “de confianza” con salarios que van desde los G. 3 millones hasta más de G. 18 millones, como es el caso de la hija del vicepresidente de la República, Pedro Alliana.