El pasado 5 de abril, el embajador Julio César Arriola cumplió un año en el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, el quinto del gobierno de Mario Abdo Benítez. Le tocará organizar el traspaso de mando del próximo 15 de agosto, cuando un nuevo gobierno asumirá la conducción del país.
En esta entrevista responde a preguntas con perspectiva de futuro, pero también sobre asuntos que en estos momentos están en debate, como la actuación de los Estados Unidos en Paraguay, la renegociación con el Brasil del Anexo C del Tratado de Itaipú, la imagen internacional del país con varios “significativamente corruptos”, etc.
—¿Cuáles son los temas más urgentes que deberá atender en materia de política exterior el nuevo gobierno que asuma en agosto?
—Las relaciones con Argentina y Brasil siempre son una prioridad, ningún aspecto de los lazos con estos países puede ser descuidado, y al nuevo gobierno le tocará definir temas cruciales. Con Brasil, claramente, la revisión del Anexo C; con Argentina, el tema del peaje en la Hidrovía; y con ambos países, así como con Bolivia, la interconexión del Corredor Bioceánico, por mencionar algunos. Y, por supuesto, siempre debemos prestar atención a nuestras relaciones con nuestros principales socios, como Japón, España, Corea, Italia, Alemania, Chile. A ello, hay que sumar la ampliación del relacionamiento con otros países y regiones que pueden representar importantes mercados, considerando que somos un país productor de alimentos. También nuestra relación con los Estados Unidos debe ser priorizada, ya que es un país aliado en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Además, nos une una visión compartida en materia de democracia y de estado de derecho. Se debe trabajar para que nuestros productos lleguen más a ese mercado, algo que es del mayor interés de nuestro sector productivo e industrial. Paraguay tiene que consolidarse como un actor regional preponderante, y debe fortalecer su presencia en los organismos internacionales. Debemos seguir liderando el Grupo de Países en Desarrollo sin Litoral. Así también el Mercosur debe seguir ocupando un lugar central en la agenda externa con miras a su profundización.
—¿Qué recomendaría a su sucesor respecto a estos temas: relacionamiento con Taiwán o con la República Popular de China, y la Embajada paraguaya en Israel?
—Cada gobierno tiene objetivos específicos de política exterior y sus decisiones en la materia estarán orientadas a concretar esas metas. No obstante, respecto al relacionamiento con Taiwán o con China, Paraguay y Taiwán mantienen relaciones diplomáticas ininterrumpidas desde hace más de seis décadas, con profundos lazos, donde ambos nos reconocemos como socios y aliados. Y esta relación ha sido sumamente fructífera para ambos, por la cooperación y la genuina alianza que hemos edificado. A esto se suma que, hoy en día, nuestras exportaciones han aumentado considerablemente, solo en los últimos cinco años el crecimiento ha sido del 495.21%. Esto es un logro de este Gobierno, que le dio un giro a nuestra relación histórica, haciendo que ahora esté más enfocada en el comercio y en el aumento de la inversión. El futuro gobierno debería tener en cuenta todo esto, reconociendo que Taiwán es un motor de innovación y de desarrollo de la ciencia y las tecnologías a nivel global y, como el presidente Mario Abdo lo ha dicho durante su reciente visita oficial, es un ejemplo de democracia en esa región. Sería recomendable continuar con las relaciones.
En cuanto a la Embajada de Paraguay en Israel, mantenerla en Tel Aviv demuestra que somos un Estado que cumple con el derecho internacional y también es una forma de aportar constructivamente a la paz y estabilidad de Medio Oriente. Paraguay mantiene excelentes relaciones con Israel desde hace más de 70 años. En este tiempo forjamos sólidos vínculos de amistad, de cooperación, de intercambios comerciales y culturales, basados en los valores democráticos que compartimos y en el respeto y la confianza mutua. Anhelamos seguir ampliando y mejorando esa relación, sin lugar a dudas. Nuestro país ha apoyado tradicionalmente la solución de los dos Estados, convencido de que esta es la alternativa más viable para una solución duradera y sostenible del conflicto entre israelíes y palestinos, y cuya cuestión neurálgica es el estatus de la ciudad de Jerusalén, que solo puede ser resuelta con negociaciones directas y de buena fe entre ambas partes. Esto significa que ningún otro Estado debería interferir en esta cuestión; por eso es importante abstenerse de tomar medidas que puedan, de alguna manera, afectar estas negociaciones. Y eso es respetar el derecho internacional.
—¿Cómo deberá encararse la revisión o renegociación del Anexo C de Itaipú y quiénes deben integrar indefectiblemente el equipo de negociación?
—El proceso de revisión del Anexo C es evidentemente un hito en la historia de la política y de la diplomacia paraguaya al tratarse de un tema absolutamente transversal al desarrollo socioeconómico de nuestro país. En este gobierno se han hecho inversiones históricas, esenciales para fortalecer la posición ampliamente compartida, de que lo más conveniente para el país es usar su energía para su desarrollo. A la par, dejamos el legado de un profundo trabajo profesional, transparente y participativo, que servirá como insumo a las nuevas autoridades electas, con el compromiso de un traspaso de todo lo actuado en armoniosa y eficiente transición, tras las elecciones. Los acuerdos internacionales resultan de defender la posición propia al tiempo de encontrar intereses compartidos. Este Gobierno ha desarrollado exhaustivos estudios, proyecciones y escenarios que contienen posiciones, propuestas, proyecciones y escenarios para cada uno de los elementos que componen el Anexo C, e incluso abordan otros temas pasibles de renegociación referente al Anexo B y al cuerpo mismo del Tratado, como su artículo 13. Es con ese espíritu, que este Gobierno ha trabajado en la conformación, primero, de una Comisión Asesora Ad Honórem para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, que fue una instancia plural, conformada por técnicos, profesionales, políticos, gremios, organizaciones de la sociedad civil de todo el espectro ideológico del país. Posteriormente, se integró el Equipo Negociador para la Revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú; y el Grupo Interinstitucional de Apoyo y Seguimiento de la Revisión del Anexo C, bajo la coordinación de la Cancillería. Recalco que todo el trabajo fue participativo y transparente y fue puesto a conocimiento de la ciudadanía a través de la página web del MRE y de la entrega oficial de todo lo actuado al Congreso Nacional. En nuestra visión, sería ideal que el próximo equipo negociador esté conformado por los ministros del MRE, MOPC, el presidente de la ANDE y el jefe del Gabinete Civil, bajo el liderazgo del presidente de la República y con el apoyo del Congreso, que es el que finalmente deberá ratificar todo acuerdo al que se llegue.
—¿Cómo analiza el sostenido e intenso tutelaje ejercido por los Estados Unidos hacia el proceso político paraguayo?
—En primer lugar, es importante que seamos cuidadosos con los conceptos. No existe tutelaje alguno de Estados Unidos hacia nuestro proceso político. Paraguay es un país independiente y soberano y desde la Cancillería desarrollamos una política exterior orientada únicamente a defender los intereses del país y de nuestros connacionales. Nuestro país no se inmiscuye en asuntos internos de otros Estados y no permite que otros Estados lo hagan en nuestros asuntos. Tenemos excelentes relaciones con Estados Unidos, que están basadas en valores y principios democráticos que compartimos, en el respeto del estado de derecho y en la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales en nuestro hemisferio y a nivel global. En mi reunión con el secretario de Estado, Antony Blinken, reiteré el compromiso del Gobierno paraguayo en la lucha contra la corrupción, el crimen organizado transnacional y otros delitos conexos que socavan las instituciones democráticas. De hecho, estamos trabajando de cerca con ese país en la lucha contra el lavado de activos. Por ejemplo, para el operativo A Ultranza nuestras instituciones recibieron colaboración del Departamento Antidrogas, la DEA, que ha sido hasta ahora el mayor operativo de esta naturaleza. Con Blinken priorizamos y enfatizamos en aquellos temas que favorecen a nuestro desarrollo y el bienestar de nuestra gente, como el avance de las negociaciones para la apertura del mercado de EEUU a la carne paraguaya, que esperamos pronto se pueda concretar, por el impacto positivo que tendrá en nuestra economía.
—¿Cómo revertir desde la función diplomática la imagen de país corrupto que se ha reafirmado con las designaciones de políticamente corruptos de un ex jefe de Estado y de un vicepresidente paraguayo?
—Honestamente, considero que la imagen que hemos construido sobre el Paraguay en este Gobierno, y a lo largo de estas tres últimas décadas, es la de un país predecible y serio, que trabaja arduamente para fortalecer sus instituciones, lograr un crecimiento económico más inclusivo y mejorar su inserción económica al mundo y su competitividad.
Nuestra economía viene atravesando importantes cambios, fruto del trabajo tesonero de miles de paraguayos y paraguayas, y del acompañamiento del sector público, a través de la incorporación de una serie de incentivos fiscales y monetarios, así como del establecimiento de regímenes especiales, los que, sumados a la estabilidad macroeconómica, han propiciado en general un destacado desempeño económico.
Las más prestigiosas calificadoras económicas internacionales nos dan una buena calificación, al punto que estamos a pasos del grado de inversión. Las inversiones directas crecen año a año. Eso es lo que tenemos que mostrar al mundo, y ahí es donde la diplomacia juega un papel clave, proyectando esa imagen positiva, atrayendo inversiones, y visibilizando el Paraguay del trabajo y del esfuerzo que día a día logramos.
—¿Qué potencialidades del Paraguay deberían convertirse en un eje estratégico de política internacional?
—En primer lugar, considero que la ubicación geográfica de nuestro país debe dejar de verse como una limitante para transformarse en fuente de oportunidades y de crecimiento. Ser un país en desarrollo, sin litoral debe impulsarnos a usar esa posición estratégica como un puente entre el Atlántico y el Pacífico. Y eso es lo que ha hecho el Gobierno al priorizar el Corredor Bioceánico, una obra clave para mejorar nuestra conectividad y como instrumento de desarrollo regional. Definitivamente, esto ya es un eje estratégico de nuestra política exterior.
Lo mismo podría decir de nuestro corredor logístico, que por excelencia es la Hidrovía Paraguay-Paraná, por donde se transporta el 80% de nuestros productos.
Y, por supuesto, está la producción de energía y todo lo que le genera al Paraguay para impulsar el desarrollo, además de que nos sitúa a nivel mundial como el mayor productor per cápita de energía limpia y renovable.
Así también, como productor de alimentos, nuestros esfuerzos deben dirigirse a diversificar los mercados externos, consolidar los existentes, diversificar los rubros de exportación y añadir valor a nuestra producción. Estimular el comercio exterior es clave para dinamizar la economía paraguaya, por el alto impacto que tiene en toda la cadena productiva y logística.
Estos son ejes estratégicos de la política exterior del Paraguay y de la gestión del Ministerio de Relaciones Exteriores, que han transcendido ampliamente gobiernos y que son una verdadera política de Estado, y esperamos que estas líneas se mantengan y potencien.
—¿De qué manera visualiza al Paraguay de aquí a 10 años ya con el Corredor Bioceánico habilitado y, siendo optimistas, el Acuerdo de Asociación Birregional entre el Mercosur y la Unión Europea firmado y vigente?
—Soy optimista acerca del futuro de nuestro querido Paraguay. Lo digo mirando el presente, con todo lo hecho hasta ahora y lo que aún resta por hacerse.
Tenemos varios frentes en los que hay que seguir trabajando, como son los proyectos de infraestructura vial y conectividad física y digital, y en el fortalecimiento de los proyectos de integración transfronteriza.
Estoy seguro de que el Paraguay continuará teniendo un rol preponderante en los proyectos regionales de integración, proyectos que América del Sur necesita más que nunca para hacer realidad la unidad de la que tanto hablamos.
El Acuerdo Mercosur-Unión Europea, una vez vigente, contribuirá a la apertura de mercados, a la liberalización e integración comercial. Será, además, una oportunidad para que el Paraguay integre cadenas de valor, considerando las ventajas del bono productivo, la mano de obra calificada y la energía limpia y abundante que producimos.
Este es un Acuerdo que va a generar beneficios en ambas direcciones, que van más allá de lo meramente comercial, porque consolidará una asociación estratégica que creará importantes oportunidades para ambas partes, con una región con la que compartimos, además, principios, valores y lazos históricos.
—De aquí a agosto, ¿se prevé cubrir vacancias en cargos de embajador?
—Es una realidad que hoy en día tenemos varias embajadas vacantes a nivel de jefe de Misión y siempre existe la posibilidad de que el Gobierno decida llenar esos cargos. Pero en la coyuntura actual, ante la proximidad de las elecciones, cualquier movida a ese nivel será necesariamente consultada con el gobierno que resulte electo. Si se dan estos nombramientos, queremos hacerlo de una manera responsable y sostenible.
—¿Cree que con la nueva Ley del Servicio Diplomático y Consular, Administrativo y Técnico del Ministerio de Relaciones Exteriores se desalentará la práctica de llenar de operadores políticos los consulados del país en Argentina y Brasil?
—Nuestras oficinas consulares en estos países están conformadas por 14 Consulados en la Argentina y 10 en Brasil, cada uno de ellos de gran suma importancia, ya que contribuyen a potenciar el comercio, así como la integración transfronteriza y regional. Apuntamos a que estas sedes cuenten con personal suficiente y preparado, que pueda servir con eficiencia a nuestros connacionales.
Destaco que la profesionalización de la carrera diplomática y consular se volvió la regla en nuestro Ministerio, y gracias a eso hoy tenemos un cuerpo de diplomáticos de carrera consolidado y muy competente, que nos enorgullece y que ha contribuido enormemente a fortalecer nuestra institucionalidad.
Con la nueva ley 6935/22 se conservan las bases de la carrera diplomática profesional y se modernizan ciertos aspectos. Además, se mantiene la prohibición del ejercicio de actividades políticas partidarias, algo que para nosotros es esencial. Pero esta ley también trajo consigo una serie de cambios, como la potestad de designar en Consulados hasta un máximo de 20% de personas ajenas a la carrera.
A estas designaciones, más que políticas, yo las llamaría de potestad del Poder Ejecutivo, ya que, por mandato constitucional, al presidente de la República le corresponde el manejo de las relaciones exteriores. Quiero señalar que en este contexto nuestra prioridad será la designación de funcionarios de ambos escalafones, tanto del diplomático como del administrativo, pero no desdeñamos el aporte que puedan hacer ciudadanos paraguayos respetables. El trabajo de funcionarios con carácter transitorio será valorado y bienvenido cuando su labor sea positiva en el cumplimiento del deber de defender los intereses nacionales.