Liz Analía Acosta
@lizanaliapy
–¿Están nuestros datos constantemente en peligro de vulneración?
–En primer lugar, al hablar de accesos indebidos a nuestro celular, nuestras redes sociales, cuentas corrientes, correos, WhatsApp es porque el factor humano es el que falla, porque no tenemos educación con relación a medidas básicas de ciberseguridad.
Por ejemplo, una persona se deja engañar por una publicidad en Facebook. Te ofrecen comprar una cosa a un precio menor al valor real del mercado y muchos hacen una transferencia y ahí ya fueron estafados.
Resulta que la línea quizás está a nombre de una tercera persona al que en algún momento se le hurtó o extravió su documento de identidad y se sacó esa línea a nombre de esa persona.
Hay casos en que una persona facilita su propio código de seguridad para que accedan al WhatsApp.
–¿Debería existir una cultura de seguridad?
–De educación. Se trata de educar y hacer un análisis de la edad de vulnerabilidad de las víctimas, que casi siempre son personas adultas mayores, porque a veces no se maneja bien las medidas que debemos tener.
Por ejemplo, casi nadie tiene un doble factor de seguridad en el WhatsApp, ni tampoco con relación al correo electrónico. La mayoría de las personas también consideran que acceder al celular a través del control biométrico (huellas dactilares, reconocimiento facial y otros) es más seguro. Sin embargo, no. ¿Por qué? Porque te roban el celular y pasan un segundo por tu rostro y ya lo desbloquean.
Es más seguro un código robusto en el celular antes que un control biométrico.
–¿Las denuncias por vulneraciones no paran?
–Lamentablemente, cada vez tenemos más casos, como los de pornografía infantil, pues también los padres cada vez más dan acceso a líneas de celular con internet a niños menores y, por supuesto, ellos no son conscientes a lo que están expuestos.
Siempre digo que darle un celular a un niño es como dejarlo en el medio de la carretera, que en cualquier momento puede ser chocado. Obvio, si un niño está en el ciberespacio, en algún momento posiblemente puedan intentar que sea víctima o ya es víctima de algún tipo de hecho punible que se realiza a través del uso de internet.
–Además de la pornografía, ¿cuáles son los otros hechos a los que más somos vulnerables?
–Estamos vulnerables a ser víctimas de estafas. Estamos proporcionando nuestros datos, datos de nuestra familia y eso puede ser utilizado después para crear perfiles falsos; con esos perfiles falsos, engañar a otras personas para que sean víctimas de estafa.
Encima de eso, hoy en día por ejemplo, vos alzás cualquier imagen y a través de inteligencia artificial y ciertas aplicaciones pueden hacer que esas imágenes después aparezcan que vos estás hablando, diciendo algo.
Hemos tenido casos de adolescentes y de adultos donde aparecen desnudos y después te dicen: “Esta es mi verdadera fotografía y esta es la que publicaron o crearon”.
Realmente, al hablar de lo que es el ciberespacio, estamos hablando de lo que sería antes el viejo oeste, donde las reglas no son claras aún, donde no tenemos una organización formal, legal; una normativa que nos proteja a todos.
–¿Cómo avanzan los grupos criminales? ¿Se dedican a un solo hecho o hacen una red de hechos punibles?
La mayoría de la comisión de estos hechos punibles son de organizaciones criminales que no están en Paraguay, pero que utilizan de pronto la identidad o datos de paraguayos, o les utilizan –como yo digo– como mulas, pero en este caso no para llevar droga, sino para que faciliten datos de sus cuentas para recibir el dinero producto del ilícito.
Después de eso las convierten en criptoactivos y a partir de ahí ese dinero ya salió de Paraguay.
Constantemente van innovando diferentes modalidades y, es más, crean billeteras virtuales con identidad de paraguayos a los que le dicen: “¿me facilitás tu cédula? Voy a sacar una foto”. Y lastimosamente, hay personas que por un G. 100.000 o G. 200.000 facilitan sus datos.
Sin embargo, a través de esa billetera virtual se están moviendo millones de criptoactivos para cometer delitos.
–Hablaste de la inteligencia artificial, ¿cómo está afectando eso en materia de cibercriminalidad?
–La verdad que hoy se utiliza para muchas labores y sustituyendo a las personas. También los ciberdelincuentes están utilizando esto para la comisión de hechos punibles en diferentes áreas.
Entonces, justamente a nivel internacional se está buscando y tratando de ver cómo regular (normativamente) todo lo que tenga que ver con inteligencia artificial.
–¿Se necesita en Paraguay de una ley que proteja nuestra información?
–Sí, la ley de protección de datos personales es una ley importantísima, porque si bien nos preocupamos por el sector público; ¿qué pasa con el sector privado que maneja nuestros datos financieros o el sector de salud que maneja nuestro historial clínico?
A través de esa ley hay una responsabilidad también del sector empresarial, bancario, financiero, médico, los que manejan datos sensibles.
¿Cuál es un dato sensible? Es con relación a tu salud. Por ejemplo, una persona que tiene VIH, y se filtra esa información. Ahí ya tendría que haber responsabilidad.
–¿La Fiscalía tiene la tecnología para hacer enfrentar a la cibercriminalidad?
–Lamentablemente para poder hacer frente al cibercrimen necesitamos tener herramientas y formación constante y renovada. Eso significa mucho presupuesto. Por ejemplo, una herramienta de extracción de datos para poder obtener la evidencia digital, se necesitan de herramientas forenses.
Y si el Estado paraguayo, el Parlamento no le provee al Ministerio Público de recursos para adquirir esas herramientas, por supuesto que no estamos a la vanguardia para poder hacer frente.
–Pasa entonces por la voluntad política…
Dependemos de la voluntad política indirectamente; es decir, necesitamos un compromiso de nuestros parlamentarios para que entiendan que necesitamos de recursos, no solamente humano, sino también las herramientas y la capacitación de ese recurso humano para manejar esa herramienta y tener un ecosistema de ciberseguridad fortalecido, esa es la gran deuda que tenemos como Estado.
Es abogada, con diplomado en Ciencias Penales, Derecho Penal y Procesal Penal Profundizado. Es fiscala especializada en Delitos Informáticos y punto de contacto fiscal para operativos internacionales de cybercrimen para el Departamento de Estado de los EEUU y la OEA, así como para el Consejo de Europa y Alemania.