20 may. 2024

Mujer de honor

Es la primera mujer que logra méritos importantes en la carrera marítima. La oficial de la Armada Francisca Pérez Salinas fue la mejor egresada de toda la Academia Militar en 2016. Como premio a sus méritos, el año pasado pegó la vuelta al mundo en una famosa fragata argentina. Hoy, a sus 24 años, también es la primera instructora de la escuela naval en Paraguay.

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La guardiamarina Francisca Pérez.

Foto: Fernando Franceschelli.

Llega con prisa, se excusa por su demora y pide disculpas. Francisca Pérez Salinas acaba de llegar hasta el Comando de Institutos Navales de Enseñanza, el Cinae, después de una práctica de desfile militar. Este es el lugar donde se concreta la entrevista con Vida. Nos saluda distendida y algo agitada por el apuro. Nos pide que la esperemos un poco más. Sostiene una espada, la misma que usó en el ensayo. Explica que la tiene que guardar y también debe cambiarse el uniforme para las fotos. A primera vista se nota que es muy correcta, tal como lo impone la formalidad muy propia de los militares. Transcurridos unos minutos, vuelve para concedernos esta nota.

A sus 24 años, Francisca es oficial de carrera de la Armada Paraguaya, en la especialidad de Intendencia, rol en el que desempeña funciones administrativas. En 2016 se recibió de la carrera naval con honores. Fue la primera mujer mejor egresada de toda la Academia Militar Mariscal Francisco Solano López. Es la más sobresaliente entre sus camaradas hombres y mujeres, y de todas las fuerzas militares juntas: el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada.

Se convirtió en guardiamarina. Cuando ingresó a la academia militar, lo hizo en el puesto seis de 124 lugares. Una vez que estuvo dentro de la Armada, mantuvo buenos promedios de calificaciones. Cada año sobresalía como la mejor alumna. Durante los tres años de formación en la carrera, Francisca demostró que nada ni nadie puede impedir que logre alcanzar importantes méritos. Y hasta hoy aprovecha cada oportunidad que se le presenta para alcanzar sus objetivos.

Tras la meta

Francisca Pérez se predispone a responder con actitud seria a las preguntas que formulamos. Presta atención, mantiene la postura recta, pero se expresa con tono muy agradable. Es una joven muy desenvuelta. Antes de comenzar a charlar, accede a que se le hagan unas fotos. La sesión se realiza en una de las reliquias de la historia naval: el Cañonero Paraguay. Como el sol está ya muy arriba, cerca de las 10.00, Fernando Franceschelli busca el punto adecuado para lograr buenas tomas. Recorremos babor y estribor, de proa a popa, y viceversa. Desde el sector del timón se toman algunas fotografías, bajo resguardo de otros oficiales y suboficiales que se encargan de custodiar el gran buque. Allí nada se realiza sin autorización previa de los superiores.

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Foto: Fernando Franceschelli.

Por cierto, cuando salíamos del local del Cinae para dirigirnos hacia el Cañonero Paraguay, cada vez que nos encontrábamos un oficial al paso, Francisca detenía la marcha por unos segundos. Se ponía firme, llevaba los brazos a los costados, con los dedos de la mano apuntando al suelo y saludaba. Para ellos es fundamental cumplir siempre con este protocolo, es parte del día a día.

La oficial de la Armada proviene de Santa Catalina, colonia ubicada en el distrito de Carayaó, departamento de Caaguazú. Es la menor de ocho hermanos: siete mujeres y un hombre. Este hermano fue quien la inspiró a determinar cuál sería la carrera de su vida, ya que era piloto en la Fuerza Aérea. “Al principio no le gustó la idea, me recomendaba que hiciera la facultad, me decía que pensara bien, por el tiempo que iba tener que dedicar a mi trabajo. Igual insistí y logré que me apoyara”, cuenta.

Ella también siguió las mismas rutinas que sus camaradas durante su formación. Se levantaba muy temprano, realizaba los trabajos requeridos, entrenaba y estudiaba todo lo que podía. Fueron su compromiso y dedicación los que la llevaron a destacarse dentro de la Academia Militar.

Vuelta al mundo

Durante la conversación con Francisca, también estuvo presente el capitán Héctor de Jesús Lugo, encargado de la Dirección de Comunicación Social de la Armada, quien nos revela que el sueño de todo miembro de la naval es dar la vuelta al mundo. Pero los privilegiados son pocos, porque se trata de un premio que reciben solo los mejores egresados de la Armada. Y el año pasado, Francisca fue la afortunada.

La joven oficial naval comparte lo que vivió en siete meses de viaje y todavía mantiene una buena postura en su asiento, con la espalda bien erguida, sin asomarse siquiera al respaldo de la silla. Hace una afirmación con alegría, como si estuviera inmersa en un sueño: “Es una experiencia única y más aún como oficial de esta Armada, en la que no contamos con ese tipo de embarcaciones”. Dio la vuelta al mundo en uno de los más famosos buques, la Fragata Libertad, que pertenece a la Flota de Mar de la Armada argentina.

LA MUJER EN LA ARMADA. Desde hace tiempo, las oportunidades en la carrera militar son las mismas entre hombres y mujeres. En 2006 ingresó a la Armada paraguaya la primera mujer. Y desde entonces la sucedieron otras promociones. La oficial Francisca Pérez es la primera que logró los mejores puntajes de la Academia Militar y es la primera que integra el plantel de docentes de la Cinae, siendo aún muy joven.

La Fragata Libertad es un buque escuela con características antiguas; más bien es un buque de vela. Francisca viajó junto a otros 18 oficiales internacionales. La tripulante paraguaya era la única mujer entre ellos, además de las oficiales argentinas que pertenecen a la Fragata. “El trato con ellos en todo momento fue de mucho respeto. Así como sería de un oficial a otro oficial”, remarca.

Su viaje terminó en octubre de 2017. A su regreso, se incorporó al plantel de profesores de la Escuela Náutica de la Armada, donde hoy en día forma a futuros marinos mercantes del país. Es la primera mujer que instruye ahí, además de ser la más joven. El capitán Lugo explicó que con la administración del comandante superior, el almirante Paulo M. Gómez Benítez, se observó que Francisca es idónea para el puesto, porque adquirió conocimientos prácticos en su viaje y posee una buena preparación. Es la persona indicada para el cargo.

“Yo me siento bien con mi trabajo; es más, no le llamo sacrificio”, enfatiza Francisca, demostrando que su condición de mujer jamás fue una barrera para alcanzar sus sueños en un campo mayoritariamente masculino. Ingresar a la Armada y sobresalir estando dentro le costó, más que nada, voluntad. Porque querer es poder.