13 may. 2025

Marginación e indiferencia para las comunidades del Chaco

El calvario que viven las comunidades del Chaco paraguayo resulta ya insostenible. Las lluvias, que no cesan desde hace una semana, están dejando a miles de familias chaqueñas rodeadas de agua, atrapadas, completamente aisladas. Se da el caso de grupos de personas que han debido ser rescatadas por vía aérea. En pleno siglo XXI, una zona del país es totalmente inaccesible durante casi todo el año, cuando se ve afectada por los fenómenos metereológicos. Las comunidades padecen el abandono y la ausencia del Estado.

Mientras el país entero disfrutaba de unos días de descanso, compartiendo con la familia y participando de las celebraciones religiosas de la Semana Santa, miles de familias en la Región Occidental viven un verdadero vía crucis. Una vez más, el Chaco paraguayo se encuentra en situación de emergencia. Varias comunidades se encuentran aisladas, por los caminos anegados e inaccesibles y rodeadas de agua debido a intensas lluvias que desde hace más de una semana caen sobre la Región Occidental. En varias zonas, como el Chaco Central y Alto Paraguay, las autoridades locales ya activaron la emergencia para llevar víveres y reubicar en albergues transitorios a los afectados que en su mayoría son indígenas; en el Alto Paraguay, suman miles de familias damnificadas entre Bahía Negra y Fuerte Olimpo. Asimismo, en Boquerón, los pobladores de la comunidad indígena Santa Teresita, donde viven aproximadamente 600 familias de diferentes etnias, guaraní occidental, manjui, nivaclé y guaraní ñandéva, precisan de ayuda.
Una de las situaciones más dramáticas la vivió un grupo de trabajadores que tuvieron que caminar por cientos de kilómetros por tramos inundados para regresar a sus hogares. Se trata de un grupo de 15 personas, que había salido desde el sector de Fortín Florida caminando, al menos 100 kilómetros por tramos inundados hasta la localidad de María Auxiliadora, una de las poblaciones del Departamento de Alto Paraguay. Son trabajadores de estancias que pretendían volver a sus hogares y desafiaron el aislamiento, y al no haber encontrado transporte decidieron caminar por caminos cubiertos de agua y barro hasta hallar refugio en un puesto policial de María Auxiliadora. Según el relato que hicieron, estuvieron varios días incomunicados e incluso sus familiares los habían reportado como personas desaparecidas. El rescate solo fue posible por vía aérea.

Toro Pampa es otra zona que padece una situación difícil en estos momentos. Ya llevan más de 22 días en una situación de crisis porque están aislados y las provisiones ya escasean. “Te vas a la despensa y ya no vas a encontrar la mayoría de los alimentos de primera necesidad; escasean huevos, frutas, verduras, almidón, azúcar”, comentó Marta Rolón, presidenta de la comisión vecinal.

Relatos dramáticos como estos se repiten en otras comunidades que también han quedado a merced de la inclemencia del tiempo y el déficit de infraestructura. Lamentablemente, para los pobladores del Chaco la situación de aislamiento y emergencia es parte de su normalidad, porque dependen de vías terrestres intransitables, y las respuestas por parte de las instituciones del Estado se hacen esperar.

El calvario que viven las comunidades del Chaco paraguayo es insostenible e inaceptable, particularmente porque son paraguayos desdeñados por la clase política que solo recuerda que los pobladores del Chaco existen cuando pretenden sus votos.

Esto se hizo patente de manera escandalosa cuando en la última sesión de la Cámara de Diputados quedó sin cuórum, precisamente cuando se estaba tratando el proyecto de ley que buscaba declarar en emergencia a los departamentos de Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay.

Según un senador colorado, las fricciones entre gobernadores y parlamentarios frenan la declaración de emergencia en los tres departamentos del Chaco. Ese hecho suma otro ultraje a estas olvidadas comunidades, a las que se niega sistemáticamente sus derechos básicos: Salud y educación, salud, caminos transitables, agua potable, energía eléctrica e insumos básicos. Ellos carecen de todo, mientras los parlamentarios disfrutan de unas extensas vacaciones de Semana Santa.

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