El más reciente informe del estatal Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama, regulador), con datos recopilados hasta el 21 de enero, indica que, de las 1.004 playas afectadas, 570 se encuentran ya limpias y 434 presentan todavía una contaminación inferior al 10% del área afectada.
El vertido de crudo se esparció por los nueve estados de la región nordeste de Brasil y afectó también casi cinco decenas de playas en Espíritu Santo y Río de Janeiro, ambos en el sudeste de Brasil.
Las autoridades brasileñas comenzaron a actuar en las playas afectadas desde el 30 de agosto, pero la presencia de crudo se reportó en algunas localidades desde el comienzo de ese mes.
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El Ibama, con datos recolectados hasta el 15 de enero, indicó también que 159 animales fueron afectados por el chachapote, de los que 105 eran tortugas marinas, 39 aves, dos mamíferos y trece correspondientes a especies de peces grandes y crustáceos de gran porte.
De ese total, 112 animales fueron reportados como muertos.
Estudios de laboratorio de la petrolera estatal Petrobras determinaron que el crudo encontrado fue extraído de tres pozos venezolanos y que pudo haber sido vertido a unos 700 kilómetros de la costa del estado de Pernambuco, pero las autoridades brasileñas no han establecido dónde y cuándo ocurrió el derrame.
Algunos navíos de compañías griegas y alemanas están en una lista de embarcaciones sospechosas de haber causado el derrame cuando transportaban el crudo venezolano próximo a la costa de Brasil, pero hasta el momento no existe una acusación formal.
El Grupo de Acompañamiento y Evaluación, integrado por representantes de la Marina, la Agencia Nacional de Petróleo, Petrobras y autoridades ambientales, junto a los cuerpos de bomberos locales, han retirado más de 5.000 toneladas de crudo de las playas.