26 jul. 2025

Los desafíos de un frente democrático paraguayo

Como hemos visto en ocasiones anteriores, las oposiciones al régimen político actual enfrentan varios desafíos a la hora de procurar la unidad de acción. En parte porque el principal motivo por el cual se pretende esa unidad tiene que ver con las reglas del juego político, y no con una concordancia de ideas y voluntades patente. Ocurre que la alternancia en la era “democrática”, pos 1992, ha tenido y sigue teniendo que, lidiar con el hecho de que se accede a la Presidencia de la República con una mayoría relativa, en una sola vuelta electoral.

En la constituyente del 92, se intentó plantear que la Presidencia sea decidida por una mayoría absoluta del electorado, si necesario en dos vueltas, haciendo uso de un sistema de ballotage. Obviamente, esa propuesta no tuvo éxito porque la bancada del Partido Colorado, mayoritaria, estaba muy consciente de que un sistema de doble vuelta facilitaría la formación de un frente opositor en la segunda vuelta en el caso de que la ANR no lograse una mayoría absoluta en la primera.

Por lo general, un sistema electoral en el que se elija al Ejecutivo en una sola vuelta, y en el que se gana con mayoría simple, crea incentivos para que se reduzca el número de contendientes. Es decir, ante la necesidad de ganar en un solo acto electoral los aspirantes al poder buscan agregar voluntades antes de llegar ese único momento decisorio. Es la razón por la cual adquiere mucha importancia la formación de un sistema de primarias robusto y legitimador.

En el caso paraguayo, existe un sistema de primarias que ha funcionado relativamente bien. Sobre todo, en el partido de gobierno, la ANR. A pesar de la mala experiencia en las internas fraudulentas de 1992 que sacaron adelante la candidatura de Juan Carlos Wasmosy, el sistema de internas ha ayudado al partido de gobierno a manejar sus conflictos internos a lo largo de los años. También al PLRA le han servido las internas para destrabar las disputas por las candidaturas. Así pues, un sistema de primarias, en cierto sentido, cumple una función análoga a la de la doble vuelta, permitiendo una concentración de fuerzas políticas. Estas sintetizan propuestas y reducen las opciones del electorado, evitando así una dispersión del voto. Primarias y ballotage no son del todo equivalentes, pero tienen fines parecidos.

Uno de los principales desafíos que enfrentan las oposiciones en Paraguay es que no hay un mecanismo claro de cómo llegar a una propuesta de candidatura que reúna el apoyo del PLRA y la diversidad de actores que se mueven en el “tercer espacio”. El PLRA puede fácilmente llegar a realizar una interna y sacar adelante el candidato o candidata liberal, presentándose en las elecciones generales con esa figura. El problema es que la probabilidad de que dicho candidato o candidata concite el apoyo del electorado opositor, no liberal, es bajo. Podría suceder, pero en el estado actual la apuesta es riesgosa.

La otra fórmula es que el “tercer espacio” llegue a un acuerdo sobre cómo agregar fuerzas mediante un sistema de primarias. Lo ideal sería en ese caso una elección directa del candidato o candidata. La propuesta de una encuesta es un último y débil recurso. La salida clásica sería, en todo caso, un proceso de empadronamiento abierto para acceder a participar en una interna, con todos los pasos de una interna formal. El principal escollo actualmente es la falta de confianza en que se pueda llevar adelante un proceso como ese, así como el aspecto legal que debe también estudiarse.

Una división de las oposiciones en dos bloques, el PLRA y el “tercer espacio”, estaría cumpliendo la función de agregación de fuerzas para le elección general, pero no llega al ideal de la candidatura única. Sin embargo, quizás sea una suerte de punto óptimo (a la Pareto), dadas las condiciones. Se terminaría así presentando al electorado tres opciones, en vez de dos y allí se vería qué resultado arroja.

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