12 may. 2024

Las tantas invenciones del Paraguay

Imaginación política.  Para Bartomeu Melià, la cultura guaraní  nos permite entrever un país diferente.

Imaginación política. Para Bartomeu Melià, la cultura guaraní nos permite entrever un país diferente.

Ticio Escobar

La desmesura de la obra de Bartomeu Melià exige que cualquier referencia a la misma sea acotada a un momento o un trazo de su legado. Este breve texto selecciona un libro suyo, El Paraguay inventado, y subraya en él una idea: La de pensar, vislumbrar y proponer alternativas para nuestro castigado país de cara a un futuro propicio, a diversos futuros quizá.

Melià considera las posibilidades de desarrollar culturas propias a partir de la memoria y el proyecto colectivos, así como del conocimiento de la historia, las identidades y las expectativas que tienen sus distintos pueblos. ¿Podría el Paraguay enfrentar los grandes desafíos de su tiempo mediante un modo de ser particular? ¿Existe una comunidad llamada “Paraguay”? Estas grandes preguntas suponen apostar a diversos futuros de modo singular, pero “con y para los otros”.

El autor encuentra en la cultura guaraní, e incluso en la paraguayo-guaraní, pistas fundamentales para trazar los contornos posibles de un país favorable al buen vivir y el desarrollo democrático. Él mismo asume varios caminos en la tarea de concebir el país deseado: La denuncia, la entrevista, el ensayo cultural y la investigación histórica y antropológica. Y, también, varios medios escriturales, generoso en metáforas, que no hay otra manera de transitar el mundo guaraní.

El texto mencionado plantea preguntas complejas acerca de la posibilidad de imaginar un país propicio a los diversos teko, las maneras propias de ser en el Paraguay. ¿Es posible concebir la cabalidad de un país fracturado en segmentos inconciliables, decepcionado en sus sueños de una transición democrática viable, carcomido por intereses espurios y corrupción generalizada? ¿Es posible imaginar entero cualquier país sobredeterminado hoy por la lógica instrumental del capitalismo globalizado?

Estas preguntas, más abiertas a desencadenar nuevos interrogantes que a ofrecer respuestas claras, desorientan el curso de un pensamiento basado en datos, planes y estimaciones razonables. Pero, por otro lado, esas mismas cuestiones sugieren la posibilidad de concebir modalidades diferentes de encarar la esfera pública, trabajar la memoria y aventurar nuevas proyecciones. Este es el reto que plantea Melià cuando propone la tarea de trazar otros horizontes y construir futuros alternativos. No se trata de la aptitud de predecir, sino de la posibilidad de vislumbrar nuevas configuraciones del porvenir a partir de la experiencia del mundo guaraní.

Pero, ¿cómo podría levantarse, en medio de una escena desencantada, la promesa, el indicio o, al menos, la pregunta acerca de un futuro capaz de movilizar expectativas? Las pistas de ese porvenir esquivo han de ser buscadas a contrapelo del tiempo lineal: Al margen del suceder disciplinado que marcan la historiografía y, en general, las ciencias centradas en pura clave positivista. Deben ser buscadas más allá, incluso, de las que nos acerca la temporalidad occidental, cuya capacidad anticipatoria se ha visto gravemente menguada por la expansión avasallante de la razón instrumental capitalista.

Otro tiempo

La cultura guaraní maneja una concepción compleja del tiempo, provista de dimensiones diferentes a la occidental convencional: Mediante ellas es capaz de suponer porvenires virtuales o fundar pasados que pudieron haber ocurrido o presentes que pudieran estar ocurriendo en escenas paralelas: Temporalidades abiertas a un acontecimiento esperado, ignorado o temido; incierto siempre en su cumplimiento. En los tiempos de crisis y desaliento que enturbian el horizonte nacional, ciertas figuras correspondientes a aquella cultura pueden acercar señales de resistencia y hacer entrever otros formatos de la comunidad por venir. Melià ofrece indicios esenciales en este sentido: Propone asumir ciertos recursos de la cultura guaraní para encarar el desafío de pensar nuevos fundamentos que no supongan fundamentalismos (que no tengan arraigos sustanciales), y de concebir utopías que no sean redentoras ni señalen un sentido único.

Quizá haya en los aires de nuestro tiempo (o en los de tiempos cercanos) signos propicios que no divisamos, inmersos como estamos en la medianía de un presente decepcionado. Quizá la dimensión anticipatoria deba ser buscada no solo oteando el futuro, sino mirando hacia atrás, buscando en la memoria modos singulares de ser, rastreando los vestigios del tekoha “lugar del ser y el estar propios”; procurando el ideal remoto pero alcanzable mediante el esfuerzo individual y colectivo. El tekoporã supone el bienestar comprendido como armonía personal, colectiva y cósmico-ambiental; una armonía dinámica, construida, situada; habitada por recuerdos compartidos y por desacuerdos, conciliados de manera provisional siempre.

¿Podría el Paraguay enfrentar hoy el desafío de imaginar modos propios de ser y de estar? ¿Existiría aún deseo de hacerlo? Posiblemente, sugiere el autor, habría que apostar, también, a futuros plurales, particulares a veces, aunque deban siempre ser concebidos “con y para los otros”. Quizá la reinvención del Paraguay hoy constituya apenas una guía para que cada quien (o cada sector) pueda reinventar el país a su manera, según sus posibilidades.

El desafío que levanta Melià alienta distintas formas distintas de invención o reinvención del Paraguay. Por un lado, propone diferentes horizontes de futuro posibles, deseados al menos. Por otro, sugiere la amenaza de un país maltrecho, entre cuyas ruinas pueden aún encontrarse gérmenes de futuros deseables. La idea de inventar el país también trae a colación los momentos oscuros de memorias e historias, cuyos desastres no deben ser omitidos: Es imposible reimaginar mejores momentos si se niega lo que ha de ser superado.

Por último, el término “invención” también puede designar los mitos que, en el sentido ideológico del término, distorsionan, velan o desplazan la figura del Paraguay: Nos han inventado un Paraguay de puros héroes y tumbas, de paz y progreso, de mestizaje conciliado y armónico, de celebración de florestas de hecho casi extintas; de un pueblo idéntico a sí mismo, cumplido y exiliado de todo proyecto histórico; de indígenas de bronce, idealizados y abstractos, a espaldas de los indígenas reales, excluidos, irrespetados y oprimidos. Ante la figura de “invención” como mitificación, la obra entera de Bartomeu Melià levanta la figura de “invención” como creación y recreación de las condiciones pasadas, actuales o por venir. El autor asume así el desafío de cambiar las posiciones de enunciación y de mirada para intentar convocar otros momentos de la memoria y divisar otras formas de activarla de cara a futuros diversos, ojalá mejores.

*Este texto toma como punto de partida parte del libreto curatorial de una exposición-homenaje a Bartomeu Melià, ofrecida por el Museo del Barro, en su sede, el 24 de agosto último. La muestra, expuesta hasta hace poco días, se titulaba Inventar el Paraguay. En torno a la figura de Bartomeu Melià.


Uno de los legados del ingente trabajo intelectual de Bartomeu Melià es la posibilidad de concebir modalidades diferentes de encarar la esfera pública.

Filosofía

¿Podría el Paraguay enfrentar hoy el desafío de imaginar modos propios de ser y de estar? ¿Existiría aún deseo de hacerlo?

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