–¿Cómo influyó su amistad con el presidente Mario Abdo?
–Muy favorablemente porque, como lo expreso en el libro, ha habido un sin número de ocasiones que han ejercido enormes presiones sobre él para retirarme del cargo o yo me he plantado para proteger a mis gerentes. Casi a lo largo de mi gestión, innumerables veces ya sean las cabezas de mis gerentes o ya sea la mía han sido pedidas y, a pesar de que he tomado decisiones que incluso le han puesto en situaciones un poco incómodas a él, desde el punto de vista político, siempre ha sido muy respetuoso y me ha apoyado en momentos muy difíciles. También me convirtió en un blanco político muy atractivo no solo por mí, sino más bien para poder atacarle a él, sin hacer juicio de valor sobre las críticas, sin hacer juicio de valor sobre las críticas que se hayan planteado.
–¿Cómo afectaron los escraches en su entorno familiar?
–Mi familia ha estado firme siempre, con la convicción de que cuando uno hace las cosas con la mejor de las intenciones, con honestidad, aún con los errores que se pudieron cometer, no hay de qué arrepentirse ni de qué preocuparse. Esa es nuestra filosofía y estoy muy agradecido a mi esposa y a mi hijo que han sobrellevado ese tiempo importante al frente del Ministerio.
–¿Su nombre sonó fuerte como posible candidato a presidente del país, qué tipo de ofertas políticas recibió?
–En su momento fue más bien f una expresión de deseo de mucha gente que valoraba el esfuerzo que estábamos haciendo. Nunca hubo un movimiento formal ni tampoco expresión de deseo de mi parte al respecto. Hubo un comentario del presidente (Marito) en un viaje que hicimos donde él suponía que las críticas estaban escalando en alguna medida porque me veían como un potencial candidato, pero nunca pasó de eso realmente. También hubo especulaciones sobre otras posibilidades dentro del ámbito político. En el largo plazo, sí, me gustaría volver a servir al Estado en algún rol; pero en el corto plazo estoy abocado a mi práctica médica y otros proyectos.
–¿Considera que valió la pena todo lo que arriesgó para tomar el mando de ese barco?
–Absolutamente y lo volvería a hacer de nuevo. Creo que servir a mi país, ha sido un privilegio, un honor. Y creo que hemos cumplido cuando uno audita y ve el crecimiento en los servicios de salud, en la informatización en los sistemas de salud del país; el crecimiento en terapias intensivas, en atención primaria en salud, en el aspecto normativo, en la formación de recursos humanos, en la cobertura de brechas de recursos humanos con más de 10.000 personas contratadas.
–¿Volvería a tomar el timón en algún momento si otro mandatario lo llamara?
–No sé si lo haría en Salud, pero me gustaría contribuir a lo mejor desde otra posición, pero no descarto nada. Simplemente lo paradójico de esto es que uno adquiere una experiencia realmente sumamente valiosa y que ahora no la puede volcar de vuelta en beneficio del Estado.
–¿En qué lugar le gustaría servir?
–Seguramente en algún ámbito de la Salud Pública o por lo menos con impacto en la Salud Pública. Pero también mi posición de ministro me ha permitido tener una perspectiva más amplia, no solo del sector salud sino en general y creo que hay otros ámbitos incluso generales que podría abordar.
–¿Le seduce ser presidente de la República?
–No lo he pensado en esos términos. Naturalmente eso también requiere una conscripción política, una militancia; también un apoyo económico. Son cosas que realmente están muy lejanas a mi figura; pero sí me gustaría seguir de alguna manera contribuyendo, aportando para el restablecimiento de nuestra Nación y el desarrollo de nuestra democracia.