El acuerdo europeo alcanzado el viernes en Bruselas, al que se sumaron más tarde Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Francia, Alemania, Japón y Canadá (G7), más Australia, impone un tope de 60 dólares por barril de petróleo exportado por Rusia y entrará en vigor el lunes junto a un embargo de los 27 países del bloque al crudo ruso.
La medida rige igualmente para las pólizas firmadas por compañías navieras con aseguradoras europeas, que controlan la mayor parte de ese mercado.
La UE busca así limitar los ingresos obtenidos por Rusia, segundo exportador mundial de petróleo, gracias a sus exportaciones a países como China e India.
El bloque europeo pretende con ese arsenal de iniciativas, que se suman a los embargos sobre el crudo ruso impuestos hace varios meses por Estados Unidos y Canadá, mermar la financiación de la guerra de Ucrania.
Los bombardeos rusos de las últimas semanas se concentraron en las infraestructuras energéticas del país, en represalia por los reveses militares sufridos por Moscú.
El último ataque tuvo lugar el 23 de noviembre y dejó a millones de ucranianos sin electricidad ni agua, en momentos en que el invierno empieza a hacerse sentirse con rigor.
Putin estimó que esos bombardeos se han hecho “necesarios e inevitables ante los ataques provocadores de Kiev”, informó el Kremlin al dar parte de una conversación telefónica entre el mandatario ruso y el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz.
Según Putin, Kiev es responsable de las explosiones que destruyeron parcialmente el puente ruso de Crimea y por lo tanto Moscú está en su derecho de bombardear infraestructuras energéticas de Ucrania.
Las autoridades ucranianas advirtieron el lunes pasado que esperaban una nueva ola de bombardeos rusos.
Hay que encontrar “una solución diplomática lo más rápido posible, lo que implica la salida de las tropas rusas”, dijo Scholz durante la llamada, según la cancillería alemana.
Putin, que lanzó su ofensiva el 24 de febrero, volvió a quejarse del apoyo financiero y militar que los occidentales brindan a Ucrania, que ha permitido a las fuerzas de Kiev infligir humillantes derrotas a Rusia.
Las fuerzas rusas tuvieron que retirarse del norte del país en abril, de una parte del noreste en septiembre y se replegaron de una zona del sur en noviembre.
La posición de Occidente es “destructiva”, ya que por el apoyo político, financiero y militar occidental, “Kiev rechaza la idea de cualquier negociación”, afirmó el Kremlin.
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el jueves que estaba “dispuesto a hablar” con Putin, pero únicamente si el lider ruso buscaba “una manera de terminar la guerra” y retirar sus tropas del país.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que Rusia rechazaba esas condiciones. “La operación militar especial va a continuar”, insistió, utilizando la terminología oficial de Rusia para referirse a la ofensiva en Ucrania.
La Casa Blanca matizó el viernes la oferta condicional de Biden: “No tiene intenciones de hablar con el señor Putin en este momento” pues “Putin no ha mostrado absolutamente ninguna inclinación a estar interesado en ningún tipo de diálogo. De hecho, todo lo contrario”, dijo el asesor de Seguridad Nacional, John Kirby.
Ucrania rechaza cualquier negociación con Putin si no se respeta su integridad territorial, lo que incluye la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
Los habitantes tratan de vivir con la mayor normalidad posible. Un concierto de música clásica fue organizado en la capital, con 600 velas LED para iluminar el escenario.
“Pensamos que era una buena idea ahorrar energía”, explicó a la AFP Irina Mikolaenko, una de las organizadoras del concierto.
“Queremos aportar inspiración, luz y amor a las personas que están en una situación (...) difícil y decirle a la gente que no estamos vencidos”, agregó.