02 jun. 2024

La población en Paraguay tras la guerra

En una entrega anterior se sostenía que la población paraguaya a inicios de la Guerra contra la Triple Alianza no superaba los 450.000 habitantes. Ahora el autor escribe sobre la población que sobrevivió a la guerra.

cuadro.JPG

Cuadro de Cándido López. La población paraguaya luego de la guerra se redujo, de acuerdo a los datos, como mínimo en un 50%.

Ignacio Telesca/ Historiador

Hasta no hace mucho tiempo, las informaciones que teníamos eran las provenientes de los consulados de otros países. Por ejemplo, el cónsul alemán en Buenos Aires, Duesberg, le comunicaba a la Redacción del Gotha Almanach que el 1 de enero de 1873 se había realizado un censo que daba una población total de 221.070 personas. Los datos distinguían en género y en grupo de edades (hasta 14 años, de 15 a 24 y de 25 para arriba). Este dato salió publicado en el Die Bevölkerung der Erde de 1875.

Ya en ese mismo año no todos estaban de acuerdo con este dato. El geógrafo escocés Keith Johnston recorrió el Paraguay en 1874 y publicó sus impresiones en The Geographical Magazine de Inglaterra, en donde afirmaba que la población del Paraguay no excedía las 100.000 personas. Aunque tenía a mano los datos brindados por el cónsul alemán dudaba de la existencia de tal censo puesto que él había preguntado a los jefes políticos y nadie le había mencionado tal censo aunque, aclara, “eran capaces de brindar un número aproximado de la gente que vivía en sus departamentos”.

Algo de razón tenían ambas partes. En la década de los 90 del siglo XX Hugo Mendoza, historiador y hoy general en situación de retiro, encontró en el archivo del Ministerio de Defensa los resultados de un censo de 1870. Copias de los originales fueron enviadas a Thomas Whigham, quien con Barbara Potthast analizaron los datos y presentaron sus resultados en 1999. Para estos investigadores, este hallazgo representaba una especie de Rosetta Stone para todos los interesados en la historia del Paraguay.

El censo estaba dividido por sexo y por edades (en tres grupos, como el aparecido en la publicación alemana, aunque el segundo grupo no iba hasta los 25, sino hasta los 50 años). Es decir, sí hubo un censo, aunque no en 1873, sino en 1870. Donde también varía es en el resultado final. El censo de 1870, trabajado por Whigham y Potthast, arrojaba una población de 116.351 personas, número muy similar al brindado por Johnston.

De hecho, ya Barbara Potthast había incluido en su libro ¿Paraíso de Mahoma o País de las mujeres? el censo para el distrito del Pilar que había aparecido en el diario asunceno El Pueblo el 18 de julio de 1871. El censo en Pilar se había llevado a cabo el 2 de diciembre de 1870, con una población de 6.272 personas.

Como mínimo, la mitad muerta en la guerra

Es importante tener en cuenta que para 1870 las estructuras del Estado para llevar a cabo un censo no eran de lo más apropiada ni que toda la población estaría ya de regreso en sus hogares tras la guerra. Sin embargo, si incluso aumentáramos en un 25% el número total tendríamos que la población paraguaya que pereció en la guerra fue mayor al 50% y hasta podría llegar a las 2/3 partes de la población previa a la contienda.

Lo que sí es similar, tanto de los datos compartidos por el cónsul alemán como por los datos del censo de 1870 es la relación entre varones y mujeres. Para el primero de los censos citados había 2,2 mujeres por varón a nivel general, pero entre los mayores de 15 años la relación era de 3,7 mujeres por varón. Si tomamos el censo de 1870 del distrito de Pilar (para el que tenemos todos los datos completos), vemos que a nivel general había 2,6 mujeres por varón y en el grupo de mayores de 15,3 mujeres por varón.

Sin negar la desproporción en la relación de género, estos datos nos alejan de la idea del “país de las mujeres” del que tanto se habla en donde se manejan figuras de diez mujeres por varón.

Ya para 1886, donde se realizó otro censo, la población alcanzaba las 239.774 personas siendo la relación entre mujer y varón de 1,4. Como dato interesante podemos señalar que para 1886 los nacidos tras la guerra (menores de 15 años) llegaban a los 97.663 siendo 49.237 mujeres y 48.426 varones, quizá para dejar también de lado esa cuestión de que tras una pérdida masiva de varones, nacen más de este género que del otro.

Un último punto para comprender el alcance demográfico del Paraguay pos bélico era la emigración de paraguayas (fundamentalmente) a los países vecinos. Potthast cita las quejas que ya aparecían enel diario La Regeneración de 1870, donde se alarmaba porque miles de mujeres emigraban a Corrientes en búsqueda de sustento. Seguramente, la cifra era exagerada, pero demuestra una realidad que se sentía. Según el investigador Robert Wilcox para 1876 vivían en Corumbá alrededor de 6.000 paraguayos. En el segundo censo de la República Argentina, de 1895, se deja patente la importante presencia de paraguayos, como por ejemplo en Formosa, donde representaban el 36,7% de la población total.

Por otro lado, la inmigración, a diferencia de lo que ocurría en el Río de la Plata y Brasil, fue escasa. Para 1886 solo se registran 7.896 extranjeros (el 3,3% de la población total) de los cuales el 62% era argentino.

Recapitulando, podemos afirmar que la guerra significó para el Paraguay un descenso demográfico sin igual. La población se redujo, de acuerdo a los datos, como mínimo en un 50% e incluso podría sostenerse que se perdieron las dos terceras partes de la población (incluida la sangría migratoria). Vimos también que había más mujeres que varones, pero que solo en los grupos de mayor edad esta relación alcanzaba a cuatro mujeres por varón.

El Paraguay tuvo que renacer de sus cenizas y fueron sobre los hombros de estas poco más que cien mil personas que recayó esta tarea titánica.

Más contenido de esta sección
El Himno de la Raza, también conocido como Patria Querida, es una obra musical con origen y fundamento como toda expresión artística, y su historia tiene sus raíces en Francia.
En el artículo anterior mencionamos algunas de las campanas más antiguas del país Guairá, en esta ocasión incluimos otras que corresponden a algunos distritos y ciudades del país, entre ellas, la que podría ser la más importante que data del siglo XVIII.
Esta es una historia de la guerra grande sobre Francisco Isidoro Resquín, de quien Juan Crisóstomo Centurión llegó a decir que “veía traidores hasta en la chipa”.
La democracia a estas alturas en El Salvador ya no puede ser entendida con su significado original, es decir, como un sistema a través del cual existen contrapesos que permitan opiniones diferentes a las del gobierno de turno y ahora reelecto.
En Paraguay todavía existen campanas desde la época de los jesuitas, que tienen cerca o más de 300 años. Son las que sobrevivieron de la Guerra Triple Alianza, es decir, las que se salvaron de la legua de fuego de la fábrica del Ybycuí, donde se fundieron muchas campanas de las iglesias para la fabricación del renombrado cañón monstruo denominado también el Cristiano.
A principios del siglo XX, la comunidad científica creía que la composición de las estrellas era parecida a la de la Tierra, hasta que una astrónoma descubrió que las estrellas se componían de hidrógeno y helio, Cecilia Payne-Gaposchkin fue quien descubrió la composición de las estrellas y del universo.