La obstetra, conocida como Ña Loli, ayudó en el nacimiento de 3.000 niños y niñas en el Policlínico Materno Infantil de Hohenau. También en el Hospital Distrital de Coronel Bogado, ubicado a 95 kilómetros de Hohenau, donde vive con su familia.
“Esta es una profesión maravillosa porque no hay nada mejor que ayudar al ser humano a ver la luz del mundo por primera vez”, dice.
A los 17 años ingresó al servicio en el Materno Infantil como enfermera, pero estando ya dentro de la institución recién inició sus estudios universitarios y logró graduarse en la carrera de Obstetricia.
“Pertenezco a una familia muy humilde pero sacrificada de Paso Guembé, distrito de Trinidad”, Departamento de Itapúa. Cuenta que muy jovencita fue llevada al policlínico por el padre Manfredo Hüttermann, ya fallecido. Desde ese entonces trabaja en el Materno Infantil de Hohenau, donde percibía un salario de la SOS Internacional, pero al pasar el hospital a depender del Ministerio de Salud, pasó a depender del Consejo Local de Salud de Hohenau, menciona.
Viajó durante 13 largos años a Bogado dos veces a la semana, sin importar lluvia, tormenta, calor ni frío. “Fue muy sacrificado para mí y la familia, pero gracias a Dios pude conseguir el traslado de esos rubros a mi casa de siempre, el Policlínico Materno Infantil de Hohenau ya hace 13 años 7 meses. Ya estoy jubilada por el IPS donde aporté durante 32 años y seis meses, pero estoy convencida de que también me jubilaré en el Ministerio (de Salud). Tengo mucha fuerza aún para trabajar hasta jubilarme”, dice.
La profesional destaca el apoyo de su familia, en especial de su marido, Ricardo Domínguez, con quien lleva más de 35 años de casados.
“Él siempre me ayudó sobre todo en los momentos difíciles de mi carrera, por ejemplo cuando tenía que ir a Coronel Bogado dos veces a la semana durante 13 años y en otras circunstancias adversas siempre estuvo a mi lado”, dice Gorgonia, madre de Ricardo Daniel, de 34 años, y Víctor Manuel, de 29, quienes ya le dieron tres nietos, dos nenas y un varón.
“Ya pasaron 44 años de aquel 1979, pero estaré muchos años todavía en el ejercicio de la profesión”, asegura muy convencida. Acota que fue muy querida en Coronel Bogado, donde ayudó a dar a luz a cientos de bebés.
ANÉCDOTA. El 3 de diciembre de 2004 llega una embarazada con mucho dolor. No hizo su control prenatal. “Le reviso, le llevo a la sala de parto porque ya llegó el trabajo de parto activo, nace una beba cefálica, pero la mamá seguía con mucho dolor, entonces le toco otra vez la panza y había sido eran dos, las dos eran cefálicas; hay Dios mío, demasiado grande me asusté, pero después salieron las dos. Después del susto vino una paz y una alegría por el éxito del parto gemelar que no imaginábamos, porque en esa época eran pocas la madres que hacían sus controles prenatales”, dice.
En el Día de la Obstetricia, el 31 de agosto de 2021, fue destacada como la partera del año. Ña Ñoli es tratada como la mamá guasu por sus colegas del Materno Infantil, la mayoría jóvenes. El hospital de referencia realiza unos 800 a 1.000 partos por año, cantidad que resulta de la presencia de madres provenientes de Colonias Unidas, a más de numerosos distritos de Itapúa y de otros departamentos del país.
La profesional dijo que en más de cuarenta años de ejercicio de la profesión pasó por diferentes experiencias, pero lo más bueno es que casi todos los partos en los que intervino salieron bien, salvo algunas pocas situaciones en las que se complicaron las cosas.
Señala que para ella su trabajo es una gran pasión. “Muy joven sentí el llamado de la vocación. entonces fui a la facultad y gracias a Dios apenas egresé trabajé en la obstetricia. Tengo una carrera exitosa con muy pocas complicaciones en los nacimientos, es que a veces es inevitable eso, pero la mayoría de los casos salieron bien”.
La profesional cuenta que desde los controles prenatales que realizan las embarazadas, una partera ya comienza a activar porque cuando mejor se hace una madre su control prenatal, más fácil puede ser el parto. Recomienda a los obstetras más jóvenes tener mucho cariño por su profesión porque ello ayuda mucho a la hora de traer una criatura al mundo.
