El calendario se acerca a su fin y, con la promesa del verano y las tan esperadas vacaciones de fin de año, el este de Paraguay se prepara para recibir una oleada de turistas internos. Deje de mirar el mapa foráneo, la aventura más espectacular y refrescante se encuentra aquí mismo, desplegada a lo largo del segundo departamento más importante del país. Alto Paraná ofrece un abanico imponente de experiencias que combinan adrenalina, ingeniería y naturaleza pura, convirtiéndolo en el destino perfecto para tres o cuatro días de desconexión total.
El recorrido puede comenzar con la impresionante Central Hidroeléctrica de Itaipú, ubicada en la ciudad de Hernandarias, a apenas 17 kilómetros de Ciudad del Este. La hidroeléctrica no solo es un coloso de ingeniería, sino también un espectáculo para la vista.
Sus miradores panorámicos permiten apreciar la magnitud de la represa, mientras que las visitas guiadas revelan la historia de su construcción, su impacto económico y ambiental, y la tecnología que mantiene el flujo de energía que ilumina a millones de hogares. Los viernes y sábados se puede disfrutar del show de iluminación monumental, donde luces y melodías transforman la estructura en un escenario de fantasía que combina arte y tecnología.
La naturaleza despliega su fuerza en los Saltos del Monday, en Presidente Franco, con una caída de 40 metros que puede contemplarse desde dos parques privados. Estos espacios ofrecen ascensor panorámico, áreas gastronómicas, arquería, arborismo, cañonismo y tirolesa de 275 metros, convirtiendo la visita en un equilibrio perfecto entre adrenalina y contemplación.
Más al Sur, el Salto del Ñacunday, en medio del Parque Nacional Ñacunday, regala una caída de 43 metros y un ancho de 70, rodeado de una selva exuberante que invita a recorrer sus senderos, descubrir arroyos y refugiarse en rincones casi vírgenes, respirando la naturaleza en estado puro.
TIERRAS DE LAGOS. Los lagos de Alto Paraná complementan este panorama natural. El Lago de la República, en Ciudad del Este, es un oasis urbano con senderos, bicisendas, anfiteatro y vegetación que protege la fauna local, incluyendo yacarés, reptiles, mamíferos y más de 60 especies de aves.
El lago Yrendy, ubicado en el kilómetro 12, lado Monday, a unos 800 metros de la ruta PY02, considerado el único lago natural de la ciudad, ofrece un espacio protegido en una reserva forestal de 164 hectáreas, con el mito de su origen vinculado al impacto de un meteorito, creando un ambiente de misterio y tranquilidad.
El lago Acaray, compartido entre Hernandarias y Ciudad del Este, combina playas, hospedajes y deportes acuáticos, mientras que la Costanera Municipal Ñande Renda se ha convertido en un lugar de esparcimiento para familias, con anfiteatro, pistas de skate, canchas y gimnasio al aire libre.
Más al oeste, el lago Yguazú, con parques turísticos privados; y el lago Itaipú, el mayor en extensión del país, suman escenarios ideales para navegar, practicar deportes acuáticos o simplemente relajarse junto al agua.
HISTORIA. La historia y la cultura también encuentran su espacio en Alto Paraná. El Museo El Mensú, en Ciudad del Este, guarda documentos, fotografías, artesanía indígena y objetos de los primeros pobladores, incluyendo un antiguo reloj público.
En Yguazú, el Museo del Inmigrante conserva herramientas y relatos de los pioneros japoneses, mientras que en Hernandarias, el Museo de la Tierra Guaraní y el Museo Tacurú Pucú permiten conocer la biodiversidad, la historia regional y la evolución de la población ribereña, ofreciendo un viaje al pasado que completa la experiencia turística.
La capital comercial del departamento, Ciudad del Este, añade una dimensión urbana a la escapada. Sus calles, shoppings y galerías son un hervidero de idiomas, monedas y culturas, con vendedores de diversas nacionalidades que atienden en español, portuñol y portugués.
Comprar aquí es toda una experiencia multicultural que combina entretenimiento, gastronomía y comercio, haciendo que la ciudad sea un destino en sí mismo para quienes buscan variedad y movimiento.
Colosas obras de ingeniería, cascadas que cortan la respiración, lagos llenos de vida, museos y mercados vibrantes, Alto Paraná ofrece todo en un mismo lugar. Tres o cuatro días son suficientes para vivir experiencias que combinan adrenalina, cultura y naturaleza, uniendo descanso, entretenimiento y aprendizaje.