Vivimos en una época de poca libertad económica. Las virtudes inherentes al antiguo laissez faire han desaparecido de la concepción de la gente. La presencia del Estado es patente en absolutamente todos los sectores de la sociedad y va en franco aumento. Para la mentalidad de la población en general, esto es deseable. La mayoría cree que la solución de todos los problemas del ciudadano debe pasar a través de la autoridad. Sin embargo, vemos que la situación de nuestro país no ha mejorado. La pobreza es cada vez mayor, la corrupción de sus “gobernantes” es rampante y hasta la población ha disminuido como consecuencia de la emigración y la baja de la tasa de natalidad. ¿Cuál es el problema?
Para contestar esta interrogante debemos comprender más íntimamente cuál es la naturaleza y origen del Estado. Esto no es tarea fácil, pues existen muchos mitos ligados a su origen. Veamos.
Existen dos medios mutuamente exclusivos a disposición del ser humano para sobrevivir en la sociedad.
En el primero, el hombre trabaja, produce e intercambia los bienes producidos con sus semejantes en paz y armonía. A este método lo llamaremos “medio social”.
En el segundo, el hombre espera que sus semejantes produzcan dichos bienes y se los despoja por medio de la violencia. A este método lo llamaremos “medio político”.
En el medio social el hombre desarrolla a pleno sus habilidades talentos y potencialidades. Trabaja en libertad para transformar los bienes que le ofrece la naturaleza y producir lo necesario para su subsistencia. En ese proceso acumula los bienes necesarios para intercambiarlos con sus semejantes y de ese modo aumenta el capital que le permitirá a él y a la sociedad en general, aumentar las riquezas, y con ello, todos frutos que la tecnología puso en sus manos para mejorar su bienestar. A través del medio social, el hombre vive en paz y armonía. Logra pasar de la barbarie a la civilización
Las cosas son diferentes en el medio político. Cuando el hombre no puede vivir libre para producir e intercambiar el producto de su trabajo, no puede acumular capital. Cuando es depredado por sus semejantes, reduce su producción a un mero nivel de subsistencia. No existe posibilidad de crecimiento económico y aumento del bienestar de la sociedad en general.
El resultado es el conflicto permanente, la guerra, la esclavitud, y la sumisión del individuo a la casta política, la pobreza y la barbarie. Entendido esto, es muy fácil deducir la naturaleza del Estado. El Estado es la organización del medio político. Es la instauración en la sociedad del sistema depredativo y parasitario sobre un territorio determinado por encima del sistema social cooperativo.
Ningún Estado jamás en la historia ha surgido de ningún contrato social (como nos quieren hacer creer algunos filósofos). El Estado –así como la esclavitud con la cual va de la mano– surge de la guerra de conquista, de la sumisión de un pueblo vencido por un pueblo vencedor. Asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, árabes, turcos, mongoles y todos los imperios de la historia son muestra fehaciente de que el Estado no es más que la sumisión de un grupo de individuos a una casta política dominante.
El Estado, naturalmente, ha evolucionado a través de la historia y no se nos presenta de la misma cruda forma que en épocas primitivas. Su evolución será tema de otro artículo. Basta decir solamente que el grado en que la influencia que el Estado; es decir, la casta gobernante ha tenido sobre la sociedad, determinó en todo momento el grado de progreso económico de esta. Cuanto mayor ha sido el grado de despojo, mayor ha sido la pobreza de un pueblo y viceversa, cuanto mayor libertad ha gozado el individuo, mayor ha sido su progreso económico. La historia de la humanidad puede resumirse en esta simple frase. La lucha ente el medio social y el medio político.
Sin embargo, debemos comprender que hemos convivido con el Estado durante milenios. Es la solución evolutiva que la sociedad halló para este largo conflicto histórico. Por ello, no debemos negar su realidad. Pero, al mismo tiempo, comprendamos también que por medio del Estado no habremos de crecer económica ni moralmente. Debemos apuntar al crecimiento del medio social y la reducción del medio político. Es decir, debemos confinar la labor del Estado a lo que le corresponde: Protección de los derechos del individuo y alejarlo de su actuación como agente económico y político.
Demandemos el achicamiento de la influencia del Estado en nuestro país y la instauración de un régimen de mayor libertad económica que nos permita el aumento de las inversiones y la capitalización necesarias para el crecimiento económico que todos anhelamos.