25 abr. 2024

La desintermediación de los pagos de gobierno a personas

América Latina y el Caribe, como el resto del mundo, enfrentaron en el 2020 los estragos del Covid-19. La crisis ocasionada por la pandemia visibilizó la necesidad de desarrollar e implementar la digitalización de pagos de transferencias monetarias del gobierno a las personas agilizando procesos de pagos que, a su vez, sirvan para responder de manera rápida y eficiente a futuros choques, como catástrofes naturales o efectos del cambio climático.

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Según la Alianza “Better Than Cash”, un ecosistema de pagos digitales inclusivos se logra cuando todos los participantes están conectados a una red de pagos electrónicos basada en estándares compartidos y abiertos, y es utilizado por el gobierno, las empresas y los consumidores para comprar y vender bienes y servicios físicos y digitales y realizar transferencias. Este ecosistema requiere sistemas de pagos aceptados y utilizados por todos los principales interesados, basado en relaciones abiertas entre proveedores y sistemas bancarios y de pagos nacionales.

Los pagos digitales en un ecosistema descentralizado, abierto e integrado que interopera y donde la tecnología es adoptada con facilidad por la población objetivo, tiene el potencial de agilizar los procesos de transferencias monetarias, haciéndolas más responsivas a choques. Para los beneficiarios de transferencias, los pagos digitales pueden disminuir barreras de acceso, facilitar los procesos e impulsar la inclusión financiera. Para los gobiernos, los pagos digitales de transferencias pueden generar ganancias en eficiencia y por, sobre todo, reflejar transparencia.

Como todo proceso de transformación digital, la instalación de mecanismos de pagos digitales robustos es una tarea compleja que requiere de ciertos elementos claves para su éxito. En particular, para lograr una transformación sostenible de los mecanismos de pago se requiere no solo abordar los aspectos tecnológicos, sino también aquellos relacionados con los procesos, las personas y la cultura.

Destacan cuatro componentes fundamentales para la implementación de mecanismos de pagos digitales de transferencias monetarias, que se relacionan con aspectos de: I) marco regulatorio y de gobernanza, II) infra e info-estructura para los medios y canales de pago, III) identificación de personas y cultura digital y financiera, IV) sistemas y mecanismos de gestión de pagos.

La colaboración intersectorial entre los gobiernos, el sector privado y todos los actores relevantes al ecosistema (comercios, instituciones financieras, empresas procesadoras de pagos, fintechs y beneficiarios) es fundamental para lograr una digitalización de pagos interoperable y sólida de gobierno a personas.

Las innovaciones en sistemas digitales han desempeñado un papel fundamental en los programas y pagos por la pandemia. Los sistemas digitales han facilitado el procesamiento y pago de millones de subvenciones en muchos países, en una escala que no habría sido ni remotamente factible sin ellos. La tecnología se ha aplicado a todas las partes del “viaje del usuario”, desde la identificación inicial e incorporación a la selección y pagos.

Países con una infraestructura digital más sólida, incluidos los sistemas de identificación y pago y los registros sociales, en general, han podido implementar y desembolsar programas de asistencia de emergencia más rápidamente que aquellos sin estos activos. La implementación digital innovadora y flexible puede ayudar a reducir el riesgo de exclusión. Por ejemplo, hay que reconocer que algunas personas, o incluso familias, pueden no tener móviles, incluso en países que han realizado importantes inversiones digitales. El desarrollo de mecanismos alternativos es esencial ya sea para llegar a poblaciones con menor acceso o capacidad digital, o brindar ayuda de emergencia como complemento de los pagos digitales.