De acuerdo con los datos estadísticos, el 91,9% de los hogares a nivel país tienen acceso a agua mejorada. No obstante, en este caluroso enero se están reportando problemas para el abastecimiento del líquido en varias comunidades del país. Al mismo tiempo, la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay SA (Essap) insta a racionalizar el uso del agua debido a la crisis hídrica que afecta al país, agudizada por el fenómeno de La Niña. Urge asegurar la provisión porque es inaceptable que miles de compatriotas sufran esta carencia.
En nuestro país estamos viviendo una situación de emergencia debido a las condiciones que impone el fenómeno La Niña que supone sequía por la escasez de precipitaciones. Pero además, Paraguay debe admitir que muchos de los problemas fueron causados por el hombre, erosión por las deforestaciones, contaminación hídrica de ríos, arroyos y lagos por desechos domésticos e industriales entre otros.
El 97% del agua del planeta es salada, no apta para el consumo humano o el riego; y del 3% de agua dulce, dos terceras partes están congeladas. Esto implica que los casi 8.000 millones de habitantes del planeta dependen de esas fuentes de agua superficial no salada de lagos, ríos y arroyos, y que representan menos del 1% del total de agua dulce, y también del agua subterránea, que es la principal fuente para el país, como es el caso de los acuíferos.
Para Naciones Unidas, la crisis mundial del agua se debe a cómo se administran los recursos más que la misma disponibilidad de esos recursos.
Esta explicación se aplica convenientemente al Paraguay, que dispone de numerosos recursos; sin embargo, y pese al dato de acceso mayoritario al agua de su población, todavía no es capaz de satisfacer las demandas de numerosas comunidades pobres o alejadas del centro del poder.
La Essap insta a racionalizar el uso del agua debido a la crisis hídrica debido al fenómeno de La Niña y la consecuente escasez de lluvias. Asimismo, pide colaboración de la ciudadanía para enfrentar esta crisis y evitar desperdiciar el líquido vital. Entre las recomendaciones para un uso racional del agua recomiendan reducir el riego de jardines, lavado de vehículos con baldes en lugar de mangueras y evitar dejar los grifos abiertos sin supervisión, limitar el tiempo en la ducha y usar el lavarropas únicamente cuando esté completamente cargada para optimizar el consumo.
Lamentablemente, numerosas comunidades no pueden hacer un uso racional del agua porque para ellas la provisión es un lujo al que no acceden. Es el caso de ciudades en el Departamento central como Luque y Mariano Roque Alonso. Hay barrios enteros de Limpio donde hace semanas están sin una gota de agua, y a algunos les llega un poco de noche. “Todos los veranos sufrimos la falta de agua, pero nunca de esta forma”, se lamentaba una pobladora, quien además se quejaba de la Junta de Saneamiento que no cumple con sus compromisos.
Los problemas se replican en el Bañado Sur como en el Chaco. La prolongada sequía afecta gravemente a las comunidades indígenas que son las más perjudicadas, sobre todo, por la desidia del Estado. Recientemente integrantes de la comunidad Sawhoyamaxa, del Departamento de Presidente Hayes, bloquearon el tramo Pozo Colorado – Concepción y con carteles exigieron al Gobierno el envío urgente de agua potable al Chaco, donde se concentra una población de más de 64.000 indígenas, según el último censo.
Así también la localidad de Carmelo Peralta, con más de 4.000 habitantes, enfrenta una crisis de agua potable agravada por las altas temperaturas, señalaron los pobladores que la planta de la Junta de Saneamiento ya no puede abastecer a toda la población, y se ven obligados a acarrear agua desde el río Paraguay.
El Gobierno, sus autoridades y funcionarios deben recordar que el acceso al agua no solo es un derecho básico, sino que además la provisión de este servicio es obligación de las instituciones. Es inaceptable el abandono a las comunidades.