Por Sergio Noe
El filme paraguayo La redención, dirigido por el ovetense Hérib Godoy, se estrena hoy en todos los cines del país, luego de su preestreno con alfombra roja en Asunción (el martes último) y en Coronel Oviedo (anoche).
Esta segunda apuesta cinematográfica del realizador de Latas vacías muestra una historia inspirada en hechos reales, en especial en los relatos de veteranos de la Guerra del Chaco (1932-1935), además de rendirles un homenaje.
INICIO. El director cuenta a Última Hora que todo surgió tras un viaje a EEUU y Canadá, donde notó que había numerosos monumentos que honraban a sus héroes, algo que considera que falta en Paraguay. “Fue así que pensé en algo que homenajeara a los excombatientes de la Guerra del Chaco, desde donde podía. Hablé con Néstor Amarilla Ojeda (guionista de la película), quien estaba en Buenos Aires estudiando y le planteé la idea de la última parte de la vida de un excombatiente”, señaló.
Para ambos la propuesta era “muy interesante”, ya que los dos tienen abuelos que combatieron en la Guerra contra Bolivia. “Un amigo en común nos mostró los relatos que escribió su abuelo, Silvio Mendoza, sobre sus vivencias en la guerra. Esto también sirvió de inspiración, junto con otras anécdotas y retazos que encontramos en libros, aunque la mayor parte de la trama salió de la cabeza de Néstor”, reconoció el cineasta.
LIBRETO. La redacción del guion tardó casi tres años, ya que se inició hacia fines del 2014 de la mano de Amarilla Ojeda, con quien el cineasta interactuó bastante para culminar el texto.
“Néstor escribía en Argentina y cada tanto me enviaba por correo electrónico. Lo corregíamos e íbamos puliendo, agregando cosas y desechando otras. Hasta el primer día de jornada (de rodaje) seguía con ajustes. Inclusive, visitar las trincheras en Nanawa inspiró algunos cambios de guion y planteamientos de planos para el rodaje”, citó Godoy.
TRABAJO. La preproducción empezó en octubre del 2016, tras conversaciones con la productora Aline Moscato. Luego, en enero del año pasado, se inició la filmación de las escenas más actuales, las relacionadas a 1991. En noviembre se rodaron las correspondientes a 1933, para luego llegar a la posproducción. “Todo está hecho con la mano de técnicos paraguayos y empresas locales”, aseguró el realizador.
Godoy reconoció que tuvo que enfrentar desafíos climáticos y presupuestarios para avanzar con el proyecto.
“En enero se trabajó con un sol y un calor agobiantes, y en noviembre con barro y lluvias que inundaban todo”, explica el cineasta. “Además, para hacer cine aquí, siempre es difícil conseguir dinero”, y añade que falta más apoyo del sector privado y público, así como de los espectadores.
“Sin dudar acepté la propuesta de actuar”
“Es una magia cumplir mis sueños. Parte de la inspiración del filme es del diario de mi tío abuelo Silvio Mendoza, un excombatiente, que acudió a la contienda con mi abuelo. Esto no lo sabía hasta que Hérib me cuenta su proyecto en Caacupé y me sorprendió que fuera tanta la coincidencia. Surgió una conexión mística con Hérib y así nació la posibilidad de actuar en la película”.
Lali González, actriz
principal.
Un viaje al pasado con final impactante
La flamante película de Hérib Godoy es una grata sorpresa dentro del firmamento de la incipiente cinematografía paraguaya. Confirma la tesis de que un cine de calidad y con bajo presupuesto es posible, pese a las limitaciones presupuestarias y de otra índole que pudieran afectar el proceso creativo.
Lali González encarna a Marlene, una joven rebelde e impaciente por conocer su pasado y por lo cual busca a José Villalba –interpretado por Juan Carlos Notari–, un abuelo y excombatiente de la Guerra del Chaco. Este encuentro es clave para Marlene, porque con don Villalba encontrará la llave para abrir la puerta de un pasado oculto y misterioso que desconocía, y que movería de modo incómodo la apacible vida del abuelo.
Juntos viajan para encontrar un pasado con el cual ambos necesitan reconciliarse. La travesía está cargada de retazos duros y alegres ambientados en plena guerra (1933), y la actualidad (1991), que se torna huidiza a la hora de recuperar la memoria histórica.
La cinta propone una arriesgada narrativa paralela, que va de inicio a fin sin dar tregua al espectador, resultando más que acertada y complementando el buen trabajo de fotografía y edición de sonido. El guionista une elegantemente en una misma trama dos periodos históricos (1933 y 1991), cuyos cabos sueltos mantienen alta la expectativa, para ser resueltos recién al final. Dilucidar el misterio central es la apuesta de toda la cinta, con un final impactante y emocionante.