08 dic. 2025

Hija que dio un riñón a su padre celebra la vida e insta a la donación de órganos

A poco más de un mes y medio de un acto de amor y generosidad sin precedentes en el Alto Paraná, Marie Monserrath Bogado Melot, de 37 años, quien donó uno de sus riñones a su padre, destacó el éxito de la cirugía y alienta a la donación.

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Marie Monserrath Bogado contó su experiencia como donante de órganos.

Foto: Wilson Ferreira.

Hoy, Marie lleva una vida normal, disfrutando de su familia y agradecida por la segunda oportunidad que le ha dado la vida.

“Es como renacer, pero con la satisfacción de haber regalado vida a quien me la dio a mí”, reflexionó sobre la donación que hizo a su padre, Luis Bogado Martínez, quien padecía insuficiencia renal crónica desde 2019.

A través de su experiencia, hace un llamado a la comunidad alentando a la donación de órganos. “Aliento a más personas a donar y salvar vidas. El amor se mide por la entrega y el sacrificio por el prójimo”, afirmó.

La cirugía, un hito en la región, se llevó a cabo en julio pasado en el Hospital del Área 2 de la Fundación Tesãi, con el apoyo del Ministerio de Salud Pública, el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), la Itaipú Binacional y la Décima Región Sanitaria.

Lea más: La esperanza de vivir gracias a la donación de órganos

La donante, madre de tres hijos y trabajadora incansable, recordó que enfrentó el desafío de equilibrar su vida personal y profesional mientras se sometía a los estudios de histocompatibilidad que confirmaron que era la única persona apta para donar un riñón a su padre.

“Jamás dudé en lo que hice por mi papá”, expresó emocionada. Tras cinco años de diálisis, la salud de su padre se deterioraba, y el trasplante era la única esperanza. “Sabía que mi riñón siempre fue para él”, manifestó.

Este trasplante fue el primero de donante vivo emparentado en la región, destacándose como un logro médico y humano. La Fundación Tesãi, en conjunto con especialistas del INAT y el apoyo logístico de varias instituciones, trabajaron de manera coordinada para concretar la cirugía.

Marie recuerda los días previos con nerviosismo y ansiedad. “Nos avisaron que el trasplante sería en julio y fue todo un movimiento para la familia. A pesar de los nervios, dejamos todo en manos de Dios”, contó. A lo largo del proceso, Marie contó con el apoyo incondicional de su familia, lo que le dio la fuerza para seguir adelante.

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