De acuerdo a un reporte del Departamento de Información y Alerta Temprana de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) estas partículas se transforman en núcleos de condensación que, dependiendo de la inestabilidad de las nubes de tormenta, pueden generar abundantes granizos que se precipitan en corto tiempo.
El documento vincula diferentes eventos naturales que además tienen como factor común la generación de daños y pérdidas.
En tal sentido, el responsable de la dependencia, Ricardo Pereira, explicó que los incendios rurales y forestales son comúnmente generados por actividades desarrolladas por el ser humano, ya sea de forma accidental, intencional o por negligencia, y que se registran durante todos los meses del año, aunque se incrementan en el mes de julio, llegando a sus picos máximos entre agosto y septiembre.
“Desde mediados de mayo y hasta el momento, la falta de precipitación sobre territorio paraguayo, en especial en la Región Occidental, ha ocasionado un periodo seco de casi tres meses. Sumado a esta condición, el invierno prácticamente cálido que se ha establecido sobre el país ayuda a que se produzcan nuevos focos de incendio a diario”, apuntó Pereira en el informe.
“Sin embargo, se tuvo un fenómeno muy particular a finales del mes de julio, cuando el ingreso de un frente frío polar generó heladas que perjudicaron enormemente a las plantaciones. Este evento climático secó las plantaciones, convirtiéndolas en material inflamable que alimenta la combustión y favorece la formación de nuevos focos de incendio”, agregó.
En el documento, el funcionario concluye que todos estos eventos están relacionados de una manera u otra: “La falta de precipitación genera sequías, las sequías ayudan a la formación y persistencia de focos de incendio, las heladas también ayudan a la disminución de humedad de las plantas y el suelo, y las impurezas producidas por las quemazones ayudan a la formación de granizos dentro de una tormenta”.