Hay crimen organizado, hambre en medio de la abundancia, despojos de tierras a familias indígenas y campesinas, robo en el sistema de salud; falta de agua y servicios básicos en un Paraguay ‘‘mayoritariamente cristiano’’.
Con estas afirmaciones contundentes, el cardenal Adalberto Martínez Flores, instó ayer a los fieles de la Virgencita Azul a reflexionar sobre la aparente contradicción entre la declaración mayoritariamente cristiana del país y la presencia de corrupción, inequidad e impunidad que caracterizan a la sociedad.
El arzobispo expresó su preocupación en la misa del tercer día del Novenario de la Virgen de Caacupé, al observar que incluso aquellos que se dedican a actividades delictivas se declaran cristianos y lamentó que, a pesar de la alta proporción de católicos y evangélicos (88% y 9%, respectivamente), los valores del Evangelio no han permeado adecuadamente las conciencias y actitudes de la sociedad.
‘‘La mayoría de los que ejercen cargos públicos de responsabilidad, y los dirigentes en el sector privado, son formalmente cristianos y, sin embargo, nuestro país figura en los primeros lugares en inequidad, corrupción, impunidad y avance del crimen organizado. ¿Qué clase de cristianos somos si permitimos esto? Hasta los delincuentes se declaran cristianos’’, lamentó.
Antes, el purpurado habló la urgencia de que la sociedad paraguaya dialogue y encuentre consensos para enfrentar los problemas que le afectan, advirtiendo que la falta de acción podría llevar a la condena colectiva. Destacó que el saneamiento moral de la nación es un desafío ineludible, y llama a recuperar la ética y la moral como guías fundamentales para abordar las profundas.
Inequidades. En su mensaje, Martínez instó como sociedad a reflexionar sobre la realidad que viven ‘‘los hermanos más pequeños’’ de la nación, basada en la enseñanza bíblica de Mateo 25,35-36.
Lamentó que a pesar de que Paraguay exporta millones de toneladas de alimentos al mundo, más de 400 mil paraguayos padecen hambre, una situación que el líder religioso considera moralmente inaceptable. ‘‘Si tenemos suficientes alimentos para alimentar al mundo, es un escándalo moral que cientos de miles de pobres extremos no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación’’, afirmó.
En el Chaco paraguayo –recordó– muchas comunidades, especialmente indígenas, enfrentan la escasez de agua. La falta de políticas públicas agrava la situación, dejando a estas poblaciones en condiciones de extrema vulnerabilidad. ‘‘No podemos permanecer indiferentes ante la sed de nuestros hermanos’’.
Mencionó que la problemática de la tenencia de tierras en Paraguay derivó a situaciones de desplazamiento y migración forzada para pueblos indígenas y familias campesinas. El cardenal clamó por políticas que respeten los derechos fundamentales de acceso a tierra, techo y trabajo, pidiendo un diálogo serio sobre la Reforma Agraria.
En cuanto a la ‘‘desnudez de la pobreza’’, uno de cada cuatro paraguayos está en situación de pobreza. Demasiados compatriotas carecen de las condiciones necesarias para una vida digna. Pidió respetar y promover la dignidad de la persona humana. ‘‘Es un llamado urgente para quienes administran recursos del Estado’’.
TRÁFICO Y PRISIÓN. Asimismo, llamó refugios de la desesperanza a las cárceles, una realidad de los jóvenes por falta de oportunidades. La cadena del tráfico de drogas afecta principalmente a los más vulnerables, niños y jóvenes drogodependientes que exigen atención urgente de los órganos públicos responsables.
La situación de los enfermos en Paraguay es ‘‘dramática’’, con un sistema de salud marcado por carencias e insuficiencias. ‘‘La corrupción que desvía fondos destinados a la salud es un pecado personal y social grave, porque roba los recursos financieros que son necesarios para mejorar las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos de la sociedad, que pasan hambre, que están condenados al analfabetismo o mueren por falta de recursos’’.
Frente a las carencias y falta de respuesta, lamentó que se normalice que los problemas de salud se resuelvan por medio de la solidaridad de vecinos y amigos, a través de diversas actividades de recaudación (rifas, polladas, hamburgueseadas). ‘‘La atención de la salud podría mejorar sustancialmente si se administran los fondos públicos con honestidad y patriotismo’’.
Finalmente, pidió revisar la coherencia entre la fe y la vida, entre el acto de orar y el actuar, además de no hacer oídos sordos al clamor de los necesitados.
Se roba recursos que son necesarios para mejorar las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos de la sociedad.
Los valores del Evangelio no han permeado las conciencias, los criterios de juicio ni las actitudes de los bautizados. Card. Adalberto Martínez,
arzobispo de Asunción.
De rodillas agradeció el éxito en su tratamiento contra el cáncer
Llegó hasta la puerta de la Basílica Menor. Se santiguó. Entró. Se arrodilló. Luego, arrodillada, se dirigió al altar mayor de la Virgen de Caacupé.
Así Zulma Leiva le agradeció a la Madre de todos los paraguayos por los resultados positivos de su estudio en su tratamiento oncológico.
“Vengo a agradecer a la Virgen porque se sabe que este tratamiento es un proceso largo y estamos siempre en manos de Dios”.
Además de agradecer por los resultados de sus exámenes médicos, Zulma pidió por los pacientes que están en una condición similar a la suya.
Sobre todo para los niños que son pacientes oncológicos. “Ellos siempre están pidiendo una oración”, recordó.
Desde los 13 años iba caminando hasta la Virgen, contó. Pero ahora, por su estado de salud ya no puede hacerlo.
“Siempre voy a venir a agradecer. No tengo vergüenza. Para Dios y la Virgen no tenemos que ser tímidos. Hay que demostrarlo. Así como ellos están siempre con nosotros”, aconsejó.
Según contó, se había hecho una biopsia en las tiroides. Los resultados podrían haber dado positivo al cáncer. Pidió a la Virgen que si el resultado era negativo, iría de rodillas hasta ella.
“Le dije, como no puedo venir caminando desde lejos, que iba a entrar de rodillas a agradecerte. Y bueno, aquí estoy cumpliendo la promesa”, dijo.
La fe y la esperanza están inquebrantables en Zulma. “Le animo a la gente a que venga, mucha fuerza para la gente que está así y no hay que decaer”, alentó.
Dos días y medio a pedal para llegar hasta la Virgen
La fe mueve montañas y atraviesa kilómetros. Para llegar hasta la Virgen de Caacupé vale cualquier medio de locomoción que acorte las distancias.
Bajando desde la terraza del país, Pedro Juan Caballero, hasta llegar a la capital espiritual de la república, Caacupé, un grupo de ciclistas llegó para pagar sus promesas a la Virgen.
“De mañana pedaleamos cinco horas y de tarde cuatro horas. Descansamos también porque demasiado calor hace”, contó Lucio Romero, uno de los integrantes de la comitiva.
El grupo de ciclistas, conformado por amigos y familiares, realiza el trayecto de ida a pedal hasta la Villa Serrana desde hace cinco años.
“Todos tenemos un propósito, una promesa justa. En mi caso con mi familia, mi papá se operó de su corazón y vengo a agradecer porque salió todo bien”.
Para quienes desean realizar un trayecto como este, Lucio recomienda acudir a la fe y tener una promesa.
En un plano más terrenal, realizarse los correspondientes chequeos médicos. Sobre todo teniendo en cuenta las altas temperaturas de esta época del año.
El agua debe ser el elemento principal que debe acompañar a los promeseros en biciclo, añadió.
En total, el recorrido abarca alrededor de 440 kilómetros. El regreso se hace en los vehículos de apoyo que acompañan la travesía, reveló.
“Esta es una buena experiencia. Cuando las piernas no dan, lo que importa es la fe y la tranquilidad”.