El especialista indicó que los 42 fusiles robados del Departamento de Armamentos y Municiones en Capiatá son de fabricación belga y el modelo es el HKG3, calibre 7.62. Las armas fueron desarrolladas en la Segunda Guerra Mundial y pueden aniquilar a su blanco, ya que los chalecos de uso común no resisten el impacto de sus proyectiles.
Leé más: 42 fusiles de la Policía fueron robados y reemplazados por réplicas
Amarilla expresó a la emisora 1020 AM que el mecanismo del fusil permite disparar en ráfagas de forma automática y vaciar cargadores de 30 municiones en cuestión de segundos, alcanzando entre 650 y 700 tiros por minuto. Estimó que su precio en el mercado negro ronda los USD 10.000 cada una.
Asimismo, dijo que existen siete niveles de protección balística de los chalecos antibalas y que el nivel 3, que utiliza la Policía Nacional en la calle, no resiste al impacto del HKG3.
Señaló, no obstante, que el modelo ya fue reemplazado por el HKG36, actualmente en uso en los ejércitos europeos, por lo que los fusiles robados se hallaban desactualizados. Pese a esto, aún tendrían valor ya que se hallaban en perfecto estado de funcionamiento.
Entérese más: Solo este año, unas 130 armas se perdieron de la Policía
José Amarilla manifestó que, a su entender, tuvo que existir un grado de corrupción muy alto entre los encargados de custodiar las armas, las cuales fueron reemplazadas por réplicas de madera y plástico. El caso fue dado a conocer el viernes último.
El fiscal Federico Delfino, de la Unidad Especializada en Hechos Punibles Contra la Libertad de las Personas (Antisecuestro y Antiterrorismo), está encarando las pesquisas y diligencias del caso por parte del Ministerio Público.