El 30 de mayo, dos oficiales de la Comisaría 1ª Central de San Lorenzo iniciaron una persecución contra un vehículo que dio la vuelta para no llegar a una barrera policial, en San Lorenzo. En un momento dado, abrieron fuego contra el rodado, hiriendo de tres disparos a un niño de seis años.
Según Girala, el conductor –padre del pequeño– quiso evadir la barrera, pero afirma que tampoco una hipotética violación de la cuarentena puede terminar con una persona baleada o muerta.
Ahora el pequeño está internado en estado delicado, luchando por su vida.
“Desde un principio tuvieron un comportamiento indebido. Ellos no deberían de haber realizado una persecución a un vehículo en el cual en ningún momento pudieron acceder a la chapa, como para poder presumir que se trataba de un vehículo con orden de captura”, refirió.
En total, se pudo corroborar que el vehículo recibió siete disparos. Tres de ellos se levantaron del parabrisas y dos fueron a impactar contra el niño y otro tercero de refilón en el brazo del menor.
“De ser un caso sospechoso, se podía presumir que podían haber realizado disparos en las ruedas”, explicó Girala, y precisó que no fueron impactos a esa altura, y tampoco en el retrovisor, y el paragolpes: “Estamos hablando de disparos a la altura del asiento”.
“MÁS DISPAROS”. Hubo más balazos, según comentó la fiscala, de acuerdo con lo que declararon los testigos.
Fueron dos los policías que iniciaron la persecución en la ciudad de San Lorenzo y que terminó en Luque.
De acuerdo a Girala, en este caso no se puede hablar de accidentes de ningún modo, porque la Policía Nacional tiene prohibido realizar disparos siempre que no sea que tengan que precautelar su vida.
En este caso, los disparos fueron contra un vehículo, pero ellos no sabían quiénes estaban al mando.
“La policía no tuvo nada que repeler, no estuvo en peligro la vida de ellos. Podían haber pedido apoyo y además, ingresaron a una ciudad que ya no les correspondía”, señaló Girala.
IMPUTADOS. La Fiscalía maneja, que en principio, el que realizó los disparos fue el suboficial Derlis Sanabria, mientras que el agente Juan Amarilla manejaba la patrullera.
Ambos están imputados por homicidio doloso en grado de tentativa, con el agravante.
Además, están procesados por omisión de auxilio y lesión corporal en ejercicio de sus funciones. Girala no descarta que se amplíe la imputación a lesión grave.
Evolución de Lucas
Lucas, el niño que fue herido por policías, está evolucionando bien y los médicos son optimistas en que podrá salir caminando del hospital. De a poco le van disminuyendo la dosis de sedación para que vaya despertando. “La enfermera del turno noche informó que cuando se bajó la sedación, de repente, tiene pequeños movimientos de ambos pies y manos”, detalló el doctor Agustín Saldívar, director del Hospital de Trauma. Por el momento, se descartan daños a nivel nervioso y también se resaltó la buena circulación sanguínea que está teniendo.